Alumnos de tercero de la ESO del Instituto Santa Ana, en la villa de Candelaria, han sido seleccionados para participar en un proyecto de investigación promovido por la Agencia Espacial Europa, siendo este centro uno de los 350 que fueron elegidos entre quince países de la Unión Europea. Es la primera experiencia de estas características, pues la primera se limitó a Inglaterra, según explica el profesor del centro, el químico Fernando Fariña (Güímar, 1972).

El Santa Ana tuvo conocimiento del concurso Astropi gracias a David, de la empresa 3D Invasion, quien se lo comunicó a Fernando, a sabiendas de su inquietud por la tecnología, una asignatura que además es su pasión.

Con alumnos de tercero de la ESO, desarrollaron el proyecto de simular en su propia aula un módulo de la Agencia Espacial Europea y apostaban por investigar con el uso de sensores de temperatura, humedad y presión la evolución de plantaciones rudimentarias, como lentejas, garbanzos y judías en algodones húmedos. Las mediciones se harían a la par con los datos del IES y en la Estación Espacial y se confrontarían los resultados. A eso se suma un sistema de alarmas y mensajes.

El planteamiento contó con el asesoramiento también de la profesora del centro, Virtudes, de Biología-Geología, sobre el geotropismo.

La propuesta de proyecto fue remitida y pasaron las semanas sin obtener respuesta, hasta el punto de que Fernando Fariña pensó que había caído en saco roto para la todopoderosa Agencia Espacial Europea. Ya solo por el esfuerzo y la ilusión de los alumnos remitió un correo pidiendo explicaciones y, para su sorpresa, descubrió que, entre su correo electrónico, entre los "spam", había un "congratulation" de la agencia. Esa noche no pudo dormir el profesor.

Esta semana, Mari Paz, Aura, Claudia, Romina, Alejandro y Patrick -cuyas iniciales forman la palabra MACRAP que da nombre al proyecto- recibieron el set que les hizo llegar la Agencia Espacial dentro de la segunda fase. Una vez seleccionados, ahora toca montar el pequeño ordenador y desarrollar su prototipo. Eso sí, con algunos requisitos ya más ajustados a las necesidades de la agencia, que desestimó la plantación -para no ocupar a la tripulación astronauta, según le comunicó por escrito-. En su lugar, le piden que desarrollen el sistema de alarmas que propusieron y plantean su reto: crear un sistema que se percate de la entrada y salida del personal sin usar cámaras.

Ya en una tercera fase, los prototipos elegidos serán probados en la propia Agencia Espacial.

Como muestra del júbilo que ha causado esta selección, hasta el profesor ha pedido el favor de sus alumnos para quedarse con la caja en la que la Agencia Espacial Europea le mandó los elementos del ordenador como recordatorio de este hito, que viene a consolidar la vocación científico-investigadora del centro. Sirva de ejemplo este dato: desde que se implantó el Bachillerato Tecnológico en el IES Santa Ana, en el curso 2009/10, Fernando Fariña calcula que han titulado un total de 420 alumnos y de ellos, más de medio centenar de estudiantes han acabando estudiando alguna rama de la ingeniería. Su mayor satisfacción.

De la fotovoltáica, a los robots submarinos

Fernando Fariña comenzó con la tecnología de la carpintería, mecánica y electricidad y evolucionó la robótica. Agradece su año en el IES Santa María de Guía (Gran Canaria), donde aprendió a trabajar desarrollando capacidades en el alumnado. Tras su paso por Las Galletas, llegó al IES Ana. El apoyo del orientador Juan José Sosa fue decisivo en el aprendizaje cooperativo.

En el año 2009, afrontó la instalación fotovoltáica del aula de Tecnología; hasta las bombillas LED las trajeron de Las Palmas y aun funcionan. De 2012 a 2014, con la profesora Luz García, participaron en el programa Mente Sostenible.

Secundan la convocatoria de la Plataforma Oceanográfica de Canarias, en 2013, y alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato, con Tere González Martín, construyen robots sumarios con material reciclado. Con Ángeles Coello, se sumaron al programa Jóvenes Emprendedores, de La Caixa, y fueron uno de los 30 centros elegidos entre 900 a nivel nacional, y entre 1.300 en otra ocasión, lo que les abrió las puertas a un curso de formación en Barcelona.