Los compases previos al ensayo resultan disarmónicos, como un ordenado "barullo" en el que se va entremezclando el rumor de las conversaciones con las "voces" propias de los instrumentos, cada uno aparentemente a su aire.

El reloj marca las nueve de la noche y mientras las calles del casco lagunero suenan trémolas de frío, el teatro Leal, en su bella desnudez, muestra un esqueleto de butacas y palcos en expectante silencio.

De fondo, como eco cercano, resuenan poderosas las notas del tenor que calienta en una sala contigua, cuando Gregorio Gutiérrez, director de la Orquesta Sinfonietta, aparece casi sin hacer ruido y se suma al grupo, como uno más.

Las tres solistas y el barítono permanecen sentados en la boca del escenario, con actitud paciente y asomados, de cuando en cuando, al repaso de la partitura. Y ahí llega el tenor, un tipo espigado, embozado en abrigo y bufanda, que ocupa su lugar.

Con un guiño imperceptible del maestro da comienzo la liturgia de la afinación. El oboe da un la, el concertino afina su segunda cuerda y, a manera de regalo, va entregando la nota al resto de instrumentistas. Arpa y órgano lo siguen con la mirada; ya cumplieron antes con el preciso ajuste.

El primer violín toma asiento y todos buscan su armonía, señal que da entrada a otro rito, pero sin el ceremonial ni la gestualidad que adorna una actuación ante el público. El maestro, entonces, saluda con tono de camaradería a los miembros de la orquesta y a los integrantes de la Coral Reyes Bartlet, la formación vocal del Puerto de la Cruz que participa en el concierto, y a continuación presenta a las voces solistas, pero sin mayores parafernalias. "El barítono que estaba programado canceló a última hora, pero aquí está mi viejo amigo y colega Augusto Brito". Ambos se funden en un abrazo. El tenor se cubre con la bufanda, saca un pañuelo y se suena ligeramente; es época de constipados y la gripe acecha, traicionera.

"¡Atentos!", advierte el director alzando el índice de la mano izquierda mientras articula la batuta, extensión de su mente y cuerpo.

Primeros compases y el maestro marca matices a las cuerdas con el órgano aún vibrando: "Pianísimo" y a las solistas femeninas les requiere un Aleluya "sin vibratos, que suene como verdaderos angelitos. Me da lo mismo que sean negros. No soy racista", precisa y arranca unas sonrisas. Distensión.

Ahora, y elevado sobre las puntas de los pies, se agita pidiendo un sentido forte. El coro sostiene la nota y el maestro cierra con rotundidad: "¡Bien!".

La melodía del arpa acaricia los oídos; el oboe "canta" con la soprano... Solo los nervios del estreno quedan fuera de la partitura.

programa

Gloria en re mayor Antonio Vivaldi I. Gloria In Excelsis Deos II. Et In Terra Pax III. Laudamus Te IV. Gratias Agimus Tibi V. Propter Magnam Gloriam VI. Domine Deus VII. Domine Fili Unigenite VIII. Domine Deus, Agnus Dei IX. Qui Tollis Peccata Mundi X. Qui Sedes Ad Dexteram Patris XI. Quoniam Tu Solus Sanctus XII. Cum Sancto Spiritu

Oratorio de Navidad Camile Saint-Saëns 1. Preludio 2. Et pastores erant 2a. Coro: Gloria in altissimis 3. "Exspectans expectavi 4. Domine, ego credidi 5. Benedictus 6. Quare fremuerunt gentes 7. Tecum principium 8 Laudate coeli 9. Consurge, filia Sion 10. Tollite hostias

Soprano: Carmen Acosta Mezzo: Silvia Zorita Contralto: Raia Lubomirova Tenor: Javier Tomé Barítono: Augusto Brito

Coral Reyes Bartlet

Director de la Sinfonietta: Gregorio Gutiérrez

Día: miércoles, 28 Hora: 20:30 Lugar: teatro Leal (La laguna)