Asi reza un dicho muy nombrado por las abuelas, en el que un año de trescientos sesenta y seis días era sinónimo de males. No estaban equivocadas, pues el 2016, en lo personal, no ha sido nada bueno, en realidad, bastante complicado y con muchos contratiempos. Si hablamos de salud, el resumen ha sido duro, pues además de una hija ingresada y de mi mujer haciéndose curas durante diez meses con los correspondientes dolores, sigo echando horas en la residencia La Candelaria. Pero lo peor del año ha sido la pérdida de familiares, amigos y conocidos. La lista es muy larga y la encabeza mi cuñado Fulgencio, misionero Idente que falleció en agosto. Muchos amigos íntimos, Carmen Quintana, Conchita Cánovas, Pablo Benítez..., la última, nuestra querida Pino Alonso, viuda de Nelson Ruano. Todos parecían encontrarse bien o que solo sufrían mínimos achaques, y ahora solo nos quedan los muchos años de entrañable amistad y un montón de recuerdos que no olvidaremos.

Dejamos por fin ese odioso 2016, y enfrentamos el 2017 evocando lo que han sido unas fiestas, tranquilas, caseras y alegres. A esta edad uno aspira a tener una salud regular, y llevarla con deportividad. Cuando te preguntan cómo estás, siempre contesto: "Bien con pastillas". Afortunadamente quedan muchos amigos con los que charlar y divagar, conocidos más bien pocos, como dice mi camarada Contreras cuando pasea por el centro: "Ya no conozco a nadie", y me pasa lo mismo.

Conservo todavía algunos amigos de mi etapa en Jaén. Está Paco el de la Trini, como se decía antes, que llamó para felicitarme, y con quien hablé largo y tendido y recordamos vivencias de cuando éramos chiquillos. Su nieta le dice: "¡Abuelo! Hoy es lunes, ya puedes leer el artículo de tu amigo Pepe el Canario". Otro compañero de la época, como un hermano, es Pepe Ramírez, que ahora vive en Roquetas del Mar, huyendo del tremendo frío de Jaén. Está en forma y se hace 15 kilómetros diarios de caminata. También espera con ansia el artículo del lunes. De los que quedan, de aquí o del resto de las islas, por ahora están bien. El único que anda ya con poco tino es Félix Cabrera de Lanzarote, a quien conozco hace más de sesenta años. Un día entró en mi despacho y dijo: "¡Pollillo! Quiero la distribución del material de fibrocemento para mi isla", y le contesté: "Si me invita unos días a su tierra, sabré que hacer". Me enamoré de Lanzarote y le concedí la distribución exclusiva. De allí es también Don Pedro, párroco de la Iglesia de la Encarnación de La Victoria, que a través de Vicente el Policía me manda unas fotos preciosas de la isla, que está tan verde que parece La Palma. Estas han sido las Navidades de recuerdos de otras islas, pues también Gustavo, de Deportes Salud, me mandó imágenes de La Gomera con el silbo por bandera.

Nochevieja igual de casera, con menos gente que el fin de semana anterior, y acompañado de unos hijos porque otros cogieron otro rumbo. Noté que tenían muy pocas ganas de romperse por ahí, prefirieron partir el año en pijama para no gastar dinero ni andar por esas carreteras intransitables. Gran problema y de solución complicada el que tiene la isla con el tráfico. Un día de éstos se colapsará por completo, y hará falta un gran desembolso para entonar el desaguisado.

Al final no queda otra que hablar de política. La nacional es un dilema de partidos rompiéndose por el ansia de poder. La poltrona los vuelve locos, y si tuvieran que bajarse el sueldo perderían interés. La Comunidad Autónoma terminó el año como el rosario de la aurora, y es que les pierde el egoísmo, primero yo, más adelante yo y siempre yo. ¡Lamentable! La perspectiva de futuro no es muy halagüeña, más peleas, mientras el pueblo y los problemas no les interesan. Algunos políticos parece que odian al empresario, como en Candelaria, en los días de mayor venta del comercio montan un desaguisado de zanjas y repavimentación. Por lo visto no había más fechas. Y los vecinos de Bajo La Cuesta en casetas de campaña. ¿Habrán dormido bien la Alcaldesa y su equipo? En fin, próspero 2017 para todos.

aguayotenerife@gmail.com