Paisaje después de la batalla. La típica amanecida de Año Nuevo tiene estas cosas. Se admite la suciedad y que todo esté tirado después del Fin de Año. Una consecuencia de "partirlo". Eso es asumible la mañana del día 1 de enero, pero la del 2 ya resulta difícilmente admisible. Las imágenes ilustran cómo amanecieron ayer, ese mencionado día 2 de enero, las escaleras de la Rotonda de La Salle en Santa Cruz. Con todo lo que lleva aparejado el "bodegón" clásico del Año Nuevo, léase llamativo collar de flores, churro, vaso, todavía con restos de chocolate, y hasta un solitario y olvidado matasuegras.

Junto a los elementos de este particular "cuadro" y siempre de fondo, el marco. Un escenario de suciedad por todas partes, con chorreo de diversos líquidos incluido. Solo a las 14:30 horas de la tarde de ayer apareció un operario de los servicios de limpieza municipales que con una palma procedió a borrar en la medida de lo posible las huellas del desaguisado.

Mal está que aquellos que ensucian no usen papeleras o contenedores para depositar los restos. Pero casi peor es que se demore tanto la actuación de quienes tiene la obligación de limpiar.

La imagen de ayer de las escaleras de la Rotonda de La Salle deja mucho que desear. Las razones seguro que existen, pero hay que planificar para que no ocurran y menos aún ante una sociedad chicharrera que, cosa de sensaciones, cuestiona casi cada día este área de los servicios municipales. Hay que aprender y mejorar en este aspecto.