Acompañados por sus respectivos cortejos, formados por pajes, emisarios y embajadores, los Reyes Magos recorrieron ayer las Islas con el objetivo de distribuir miles de regalos tanto a niños como mayores.

En la noche más mágica del año, Sus Majestades de Oriente volvieron a cumplir con su promesa de llevar la ilusión a todos los rincones del Archipiélago, empezando por aquellos que más la necesitan.

Así, desde primera hora de la mañana, visitaron a los pacientes pediátricos ingresados en los hospitales y también guarderías, para recoger las últimas cartas.

Ya por la tarde, en vistosas cabalgatas, repartieron cariño y miles de caramelos a los más pequeños de la casa y también entre los mayores.

En Santa Cruz, las calles por las que transcurrió la cabalgata fueron "tomadas" por miles de personas , en contraste con lo que ocurrió previamente en el estadio, donde las gradas no se llenaron, quizás por las inclemencias meteorológicas.

Pero lo cierto es que, un año más, los Reyes Magos cumplieron con su misión -un cometido que vienen desempeñando a la perfección desde tiempos inmemoriales-, que es la de repartir, sabia y generosamente, los sueños de miles de niños, envueltos en paquetes de regalo, para que hoy todos los pequeños, y los mayores también -porque la magia no tiene edad, se reúnan y compartan un pedacito de felicidad que resulta ser grande, muy grande.

De seguro que Sus Majestades, sin hacer ruido, han depositado en todos los hogares de las islas el regalo perfecto, ese que, al margen de su tamaño, nos hace sonreír.