La mañana del 6 de enero, como la de Año Nuevo, es especial. Además del clásico roscón de Reyes, los churros con chocolate no debe faltar en el desayuno. Si se puede, claro, porque en buena parte del área metropolitana, las churrerías han ido desapareciendo poco a poco. Con excepciones como la del establecimiento de reciente apertura dedicado al "arte culinario" de las porras y los buñuelos -largos o redondos, rellenos o con azúcar- en la avenida de Buenos Aires. Desde primeras horas se formó ayer en su puerta una enorme cola a la espera de comprar el "cartucho" para llevar a casa.

Las churrerías tradicionales prácticamente desaparecieron del centro de Santa Cruz con la de la avenida de San Sebastián a mitad de 2015. Como antes La Madrileña, en la Rambla, o a la de La Recova Vieja. Pero la tradición queda.