Cuestión fundamental a tener en cuenta: existe una desmotivación entre los profesionales de la salud, así como malestar en los usuarios de la misma. Y, además, asumir, por otra parte, la paradoja que, pese al aumento de los recursos, no ha ido paralelo con la consolidación del modelo existente. La gente mira al hospital como lugar seguro y relega a sus centros de salud como meros emisores hacia los hospitales, ocasionando muchas veces el gran colapso.

Ante esto, ¿qué hacer para frenar el gasto sanitario? ¿Qué hacer para que la satisfacción del personal sanitario como la del usuario sea aceptable? ¿Qué hacer para que las listas de espera con los especialistas se encuentre en un mínimo aceptable? ¿Qué hacer para que la afluencia hacia los centros de salud sea la adecuada y la que requieran aquellos que necesiten de la prevención o se le atienda su enfermedad y no sea la carga administrativa la que lleve y ocupe el 60 por ciento del tiempo de los profesionales, a veces más pendientes del ordenador y bolígrafo que del fonendo?

Se ha alumbrado la idea de que la solución está en la "descentralización de las zonas de salud" y que estas sean "autogestionadas", que no dependan de las gerencias y solo tengan como función la implantación técnica de programas asistenciales y ser los árbitros para negociar el presupuesto de la zona correspondiente.

Las zonas de salud dotadas de un presupuesto previamente pactado y bajo el control de una dirección y subdirección y el apoyo de un economista solvente sería un punto de arranque imprescindible. Y, además, esas largas y sufridas listas en las diferentes especialidades se corregirían de inmediato, ya que desde la zona de salud se contratarían a aquellos especialistas adecuados a la prioridad de la morbilidad de la misma.

Con ello, el ahorro del gasto en los diferentes niveles sería espectacular, la satisfacción del personal óptima, así como la estrangulación de la listas de espera en las especialidades. El camino se andaría mejor y por deducción nuestros hospitales públicos se dignificarían, porque atenderían patologías perfectamente cribadas por los centros de salud.

La autogestión de las zonas de salud es un tema a estudiar, porque el modelo implantado en 1984 de las unidades básicas de salud, que parecía la panacea y serían el soporte del sistema, aunque ha mejorado, continúa en crisis.

Se ha avanzado en infraestructuras y política de personal, pero el modelo ha hecho "crack", y si no se levanta la mirada y se deja de gestionar parcheo tras parcheo y se aborda otro modelo más satisfactorio, se continuará malmanejando una crisis que se prolonga demasiado en el tiempo.

Políticas hospitalarias sí, pero si no se acompañan de las adecuadas para la Asistencia Primaria, apenas se avanzará.

*Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria