Existen personas que se entusiasman con los planos y para ellos un atlas de los metros de las principales ciudades del planeta es un regalo ideal, uno de esos libros "raros" con los que las editoriales rompen la rutina de lo previsible y que no optan, precisamente, a auparse a lista de los más vendidos.

El historiador Mark Ovenden es el autor del "Atlas de metros del mundo" (Nórdica), una compilación de los mapas a los que cada día se enfrentan centenares de millones de personas y cuyo diseño, al principio muy primitivo, ha ido evolucionando en tamaño y forma para intentar que ningún viajero se pierda al enfrentarse a ellos, algo complicado si uno vive en Tokio, Pekín o Seúl, ya que Asia se ha convertido en la meca de estas intrincadas cartografías.

El suburbano de la capital china, por ejemplo, según apunta el libro de Ovenden, a pesar de que se puso en marcha en 1969, tiene ya más de 1.600 kilómetros de vías para sus dieciocho líneas (treinta previstas para 2030), lo que convierte en pequeños circuitos las redes centenarias de ciudades europeas pioneras como Londres y París, por no hablar de las de Madrid o Barcelona.

La videobloguera madrileña ChusitaFashionFever se decidió a escribir "Esto no es un libro de sexo" (RBA) -con ilustraciones de María Llovet- cuando se dio cuenta por sus comentarios de lo "muy perdidos" que estaban muchos de sus jóvenes seguidores en materia de intimidad sexual, un asunto del que, a pesar de la caída de algunos tabúes, cree se sigue tratando aún a base de "cuchicheos o a escondidas".

Aunque los destinatarios principales de la curiosa obra de esta youtuber son (como demuestran los dibujos) los adolescentes, o jóvenes más o menos timoratos, la información que contiene "Esto no es un libro de sexo" resultará reveladora para muchos adultos porque "parte desde cero" y ayuda a eliminar prejuicios antiguos basados muchas veces en chistes de bar o series de televisión trasnochadas.

Si las redes sociales están llenas de fotografías que los amos de miles de perros y gatos dedican a las "monadas" que suelen hacer sus mascotas, no debe resultar extraño que proliferen a diestro y siniestro los libros dedicados a canes y mininos.

Sin embargo, "Perros y gatos. Bajo la lupa de los científicos" (Nórdica) va un poco más allá, ya que en vez de utilizar fotografías para explicar los estudios que veterinarios y científicos realizan para analizar los comportamientos de estos animales, el libro, con textos de Antonio Fischeti, utiliza las ilustraciones de Sébastien Mourrain.

Conocer la "gramática" de los ladridos y de los movimientos de cola de los perros, su inteligencia cuando se les plantea algún ejercicio de inteligencia visual o saber el porqué del temperamento (variable) de los gatos y de su exquisito y refinado gusto culinario, resulta más entretenido con los irónicos dibujos del artista francés.

Un libro de título raro es "Marilyn tenía once dedos en los pies" (Lunwerg), de la ilustradora valenciana María Herreros, compendio de los mitos, bulos, manías, curiosidades, exageraciones o medias verdades que rodearon y rodean -en vida y más cómodamente a su muerte- a algunas de las más famosas estrellas del particular mundo de Hollywood.

Herreros ofrece sus inquietantes dibujos como soporte a este imaginario de rumores y cotilleos que fascinan a los amantes del cine: esos once dedos de la rubia Norma Jean, a la que se atribuía un coeficiente de inteligencia de ciento sesenta y ocho; las supuestas relaciones incestuosas de Angelina Jolie con su hermano, los miedos de Woody Allen a la mantequilla de cacahuete o la adicción a la cocaína que casi acabó con el un director, guionista, actor y productor estadounidense de cine Martin Scorsese.

La editorial Nórdica publica ahora en España, después de casi veinte años de su aparición original, "El libro de los libros", la invitación que el editor Michael Krüger hizo a cuarenta y seis escritores europeos -con un puñado de españoles: Juan Marsé, Eduardo Mendoza o la fallecida Carmen Martín Gaite, entre otros muchos consagrados autores- para que acompañaran con textos propios una serie de ilustraciones realizadas por Quint Bucholz en torno a la idea del libro.

Esas aproximaciones, creadas desde la libertad más total, configuraron un volumen en el que cada uno de estos autores buscó las palabras ocultas en los oníricos dibujos de Bucholz, ya fuera en forma de poesía, metáfora o una sencilla descripción.