Resulta difícil imaginar que un "inocente" yogur con bífidus y 0 % de materia grasa contenga cuatro terrones de azúcar o que una "saludable" tortita de arroz acumule tres. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda unos seis al día pero, sin saberlo, es muy fácil superar esa dosis.

Para desenmascarar ese azúcar oculta y concienciar al consumidor, el fotógrafo Antonio R. Estrada ha emprendido una original cruzada con gran repercusión en Internet: tras leer detenidamente las etiquetas de alimentos procesados de consumo diario, los fotografía junto a la cantidad de azúcar que contienen expresada en terrones, con resultados sorprendentes.

Se trata de un proyecto "personal" de alguien que, preocupado por alimentarse de forma saludable, comenzó el pasado diciembre a fijarse en las etiquetas de productos industriales. "Vi que había mucha azúcar en productos que consideramos saludables y pensé que merecía la pena compartirlo y de la mejor forma que yo sé, con fotografías", explica a Efe.

En la web SinAzucar.org cuelga a diario nuevas fotos, y ya lleva más de cien. Una tableta de chocolate negro junto a dos terrones de azúcar (cada terrón tiene cuatro gramos), un café con leche envasado para tomar frío con algo más de cinco, un brik de tomate frito con cuatro azucarillos, un vaso de zumo envasado con siete, medio litro de refresco de cola con casi 14...

Y es que cuando la grasa se convirtió en la "bestia negra" por el aumento de la obesidad y sus enfermedades derivadas, surgió la fiebre de los alimentos "light", pero en ellos la todopoderosa industria alimentaria tuvo que recurrir a mayores dosis de azúcar para lograr que fueran agradables al paladar, como explica el premio Pulitzer Michael Moss en "Adictos a la comida basura", un revelador libro publicado en España por Deusto.

Lo peor no son los alimentos que se presuponen muy azucarados, como la bollería industrial, sino aquellos que "se presentan con una imagen saludable y que incluso se consumen en dietas de pérdida de peso", apunta Estrada, quien señala que el consumidor está "confundido por el imponente marketing de las empresas de alimentación".

"Nos bombardean con cereales para desayunar, con una chica de estupenda silueta en la caja, nos dicen que son ligeros. No leemos la etiqueta porque asimilamos que es saludable. Pero tienen azúcar, no somos conscientes. Luchamos contra un potente motor como es esta industria y su mercadotecnia, somos víctimas", asevera.

Más aún los niños, más sensibles a la publicidad y "efectos colaterales" de las ajetreadas vidas de sus progenitores. "Es una solución rápida para muchos padres darles un paquete de galletas para el recreo. El sabor dulce nos gusta a todos, y encima las galletas tienen forma de animalitos, y no hay que pelarlas como una manzana".

Así que, sin querer o al menos sin saber, ese azúcar encubierto puede suponer en la dieta "entre diez y veinte terrones al día, cuando la OMS recomienda seis diarios". "Un tipo de café del Starbucks, con nata y sirope de chocolate, tiene 80 gramos, que es el triple de lo que marca la OMS", desvela quien se ha tomado la molestia de analizarlo y mostrarlo de forma muy gráfica.

"Si desayunamos con unas galletas que consideramos sanas porque llevan fibra, un yogur con bífidus y a media mañana tomamos una barrita de cereales podemos estar triplicando la cantidad diaria de azúcar aconsejada antes de comer, según los hábitos alimentarios", detalla.

Cierto es que la ley para gravar las bebidas azucaradas está en trámite parlamentario y que a principios de año se obligó a incluir información nutricional en el etiquetado de los alimentos procesados, pero "los consumidores no están acostumbrados a leer etiquetas", reconoce. "Parte de mi objetivo es ése, visualizar".

Por ello su web se ha convertido en una especie de pantalla de rayos X que muestra el azúcar oculto para asombro de muchos.