Las reclamaciones por escrito en el área de Servicios Públicos son múltiples desde hace años. La última a la que ha tenido acceso este periódico data del pasado lunes 16. En ella, usuarios habituales de la playa de Las Gaviotas reclaman por enésima vez "la limpieza y la seguridad" de un "espacio de baño único por su arena negra volcánica". La respuesta desde el otro lado del mostrador suele ser casi siempre la misma: la zona no pertenece al patrimonio viario municipal. En esta controversia sobre competencias entre las administraciones, léase Ayuntamiento de Santa Cruz y Dirección General de Costas, "llevamos ya décadas", aseguran las fuentes.

Gustavo y Guillermo están entre esos habituales de "la playa natural más cercana a la ciudad de Santa Cruz". La frecuentan "porque el entorno es maravilloso con un paisaje natural fantástico y porque nos gusta bañarnos desnudos. Pero es que playas de arena negra volcánica solo hay, además de aquí, en Azores y Hawaii. Los turistas hasta se llevan bolsas de recuerdo".

La carretera de acceso es uno de los principales problemas. Lo explican: "Ya denunciamos en noviembre que estaba llena de piedras y arena. Los usuarios la limpiamos pero vuelve a estar igual porque el viento trae ese material desde la ladera aunque tenga un mallado de protección. Lleva así meses, años más bien, con el consiguiente peligro para las personas que bajan en sus vehículos. De hecho, ya ha habido algunas caídas de moto, sin mayores consecuencias por fortuna. Queremos una solución fija".

El argumento en contra es "básicamente que no es su competencia, pero hay datos irrefutables. Empezando por la ley vigente, el Reglamento General de Costas que deja bien claro en su artículo 225, apartado d, que la competencia en cuanto a la limpieza y servicios corresponde a los ayuntamientos".

Pero es que, además, señalan "hay una placa que indica que estamos en la calle Las Gaviotas con el escudo de municipio; los contenedores de la limpieza pertenecen a Urbaser, que retira la basura y es la empresa concesionaria en el municipio, o las vallas para advertir de los desprendimientos de la ladera las coloca Lumican, otro servicio municipal". Eso mismo, "servicios básicos, como la seguridad, es lo que pedimos, sin poner en peligro la condición agreste del entorno, uno de sus grandes encantos. Insistimos: medidas de seguridad, nunca urbanizar la playa". Lo único positivo, apuntan, es que "la ambulancia de Cruz Roja, como en todo el litoral de Anaga, está fija durante los 365 días del año tras el acuerdo sobre emergencias con la ONG".

Cuentan ejemplos de situaciones complicadas: "Hace unos días un turista con muletas estuvo a punto de caer de cierta altura a la entrada de la playa porque se desequilibró con las piedras. Solo la intervención de otra persona evitó una posible desgracia".

Añaden que "apenas ha chispeado y ya se han formado grandes charcos en la zona de aparcamientos. Si llueve fuerte, porque todavía no lo ha hecho, pero es probable que pase en lo que resta del invierno, podrían originarse serios problemas porque no hay imbornales en todo el entorno que permitan desaguar". Los usuarios estiman que "tal vez estén esperando a la temporada alta, a Semana Santa, para no gastarse el dinero ahora".

Una reciente idea desde el Consistorio capitalino no les gusta demasiado y la valoran así: "A Las Gaviotas ya viene la gente con sus perros. El 80% cumple la normativa, pero hay dueños que son más animales que los animales. Poner aquí un espacio para los canes no es posible cuando hay marea alta porque, simplemente, no hay espacio. Sería un disparate. Las Teresitas, mucho más grande, sería el lugar ideal para eso".

Algunos datos aportados a manera de conclusión por estos habituales de Las Gaviotas pueden ayudar a dimensionar el debate: "En días buenos, con sol y marea baja pueden juntarse a la vez sobre 600 personas en la playa. Y en verano bajan al día entre 1.000 y 1.400. Ahora, en temporada de cruceros, pasan por allí a diario de 20 a 30 turistas que, por desgracia, se llevan una imagen vergonzosa".