Sí se Puede presentará una moción para reprobar a su concejal Honorio Román Marichal, que la semana pasada decidió apoyar la continuidad del actual alcalde de Tacoronte, Álvaro Dávila, a cambio de su incorporación al grupo municipal de Gobierno como teniente de alcalde. Marichal es lo que -en lenguaje político- se define como un tránsfuga. En realidad es más que eso: es un traidor a su partido y a sus votantes, alguien que ha optado por mercar su voto a cambio de las canonjías que le ha ofrecido el alcalde. Para que un político se venda, tiene que haber alguien que lo compre: el tránsfuga Marichal no podría existir sin el alcalde Dávila. Aunque es verdad que la actuación del alcalde en este penoso asunto se entiende más que la del concejal tránsfuga (Dávila iba a ser censurado como respuesta a la salida el PSOE del Gobierno regional), lo cierto es que la compra de un concejal de la oposición con prebendas políticas es un comportamiento que algunos no dudarían en calificar de mafioso: como ha explicado Sí se Puede, entre lo que les ha hecho Marichal a sus colegas y lo que le hizo Eduardo Tamayo a Rafael Simancas tras las elecciones regionales de 2003 en Madrid, no hay diferencia alguna. Abogado y diputado regional del PSOE, Tamayo y su compañera Teresa Sáez -apodada "la muda", porque ejerció en aquel sainete de convidada de piedra y no dijo ni pío- traicionó al candidato socialista a la Comunidad madrileña, Simancas, e impidió el pacto de gobierno suscrito por el PSOE e IU en la Asamblea de Madrid. Tras abandonar junto a su compañera la sesión constitutiva de la Cámara, Tamayo pasó a la historia como el tránsfuga por excelencia. Algún tiempo después se conoció toda la operación montada por el PP para comprarlo, con ayuda de un constructor.

A Marichal le pasará probablemente lo mismo: se le recordará en Tacoronte por esta traición, que el joven concejal ha intentado explicar en unas confusas y balbuceantes declaraciones como fruto de una reflexión ideológica que no se cree nadie. Todos sus argumentos se estampan contra un hecho cierto: si vas a hacer algo contra el criterio de quienes te nombraron y eligieron, primero entrega tu acta de concejal. Claro que sin ella, lo que hubiera hecho Marichal no habría tenido importancia alguna, ni él habría sacado ningún beneficio. Para evitar que lo saque, la moción que plantea Sí se Puede en el consistorio persigue anular el decreto de la Alcaldía por el que se nombra a Marichal teniente de alcalde y se le asignan nuevas responsabilidades en el gobierno municipal de Tacoronte.

Está por ver si llegará a asumirlas: de acuerdo con la actual legislación municipal, y como concejal "no adscrito", Marichal no podrá cobrar ni un duro más de lo que ya percibía, ni podrá desempeñar puesto directivo alguno en la administración municipal. Si espera cobrar algo por la entrega de su voto a Dávila, tendrán que buscar alguna forma para pagarle, sin tirar de las arcas municipales. Como eso podría implicar la comisión de un delito, es probable que a Marichal le apliquen en Tacoronte la misma receta con la que Escipión trató a los asesinos de Viriato. Y es que a los traidores no hay por qué pagarles.