La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad de acuerdo con los valores de la verdad y la justicia.

Pareciera inconcebible que, dentro del comportamiento de la sociedad, este principio no esté en primer lugar para llegar a triunfar en la vida pública y privada -¡y no digamos nada en la familiar!-. Sin embargo, en la mayoría de los casos la falta de la honestidad es la principal causa que irrumpe en todos los pequeños y grandes conflictos que hemos tenido que enfrentar en nuestra larga vida, de frente y por todo nuestro alrededor, sin nada que mitigue sus horribles -y muchas veces trágicas- consecuencias.

Acercándonos al mundo del desarrollo turístico, que hoy es el movimiento mundial que está marcando el paso en todo el ámbito desarrollado, o por desarrollar, la falta de honestidad parece ser la causa principal de toda esta larga serie de conflictos que surgen dentro de este espectacular panorama.

Desde la falsa publicidad en la oferta hasta el trato personalizado, donde no se quieren reconocer las evidencias de clientes y usuarios, pese a las más claras pruebas de sus razonamientos, y hasta las marramuncias de los permisos chimbos provocados por la corrupción administrativa, todo es un escenario en el cual tenemos que vivir de una forma o de otra. No basta con tener la razón o proseguir una línea de actuación correcta dentro de la más clara honradez, hay que caminar dentro del sendero que marca la política de turno, porque si no, nuestros mejores proyectos -y también desgraciadamente realidades- pueden acabar violenta y cruentamente sin la más mínima contemplación e, irónicamente, te pueden mandar a recurrir a un pleito contencioso, el cual -ocurre en España- puede acabar dándote la razón cuando ya estés sepultado, como un sonado caso, que conocemos perfectamente porque tuvo una proyección muy especial en los medios de comunicación, especialmente en las Islas Canarias.

Pasadas experiencias nos llevan a darles el valor excepcional al tema de la honestidad, cuando somos partícipes en la elaboración, puesta en escena e impartición de un programa de cultura de paz, elaborado conjuntamente con la Universidad para la Paz, un organismo de las Naciones Unidas, nacido en 1981, que intenta precisamente conseguir ese mundo en paz, que solo puede sustentarse en el principio de la honestidad en nuestras actuaciones.

Rotary Internacional, con su excepcional código de conducta, ha sido otro de los elementos en los cuales nos hemos apoyado -y lo seguimos haciendo- para participar en el escenario de las enseñanzas alrededor del mundo del turismo. Dar de sí, antes de pensar en sí.

Difícil y complicado, en este escenario de la corrupción -en todo el más amplio sentido de la palabra-, es encontrar en el mundo de la política algo tan necesario para es la honestidad de principios. Ahí tenemos toda una larga serie de ejemplos que parece que no van a terminar nunca de darnos la razón, con los hechos más evidentes, un día sí y otro también, en la prensa local, nacional e internacional.

De hecho, hemos presenciado personajes políticos que se han aprovechado de unos y de de otros -entre ellos, de nosotros mismos-, sacándoles al prójimo todo lo que han podido -hasta económicamente- para ante cualquier problema, en el cual se ha necesitado su apoyo, han hecho "mutis por el foro", como se dice vulgarmente. Tenemos sobre esto las pruebas más evidentes, y son las causas de estas reflexiones, nacidas ante la perspectiva que siempre hemos seguido, con la meta de conseguir una formación seria, honrada y eficaz, en todo el contingente humano en el cual estamos inmersos.

El foro que hemos conseguido en estos largos años de actividad constante nos ha hecho llegar a participar y valorar en los conocimientos profundos y la amistad de personajes cuyas experiencias y código de actuación nos llenan del sano orgullo de saber que no estamos solos en nuestra lucha por conseguir expandir la idea de que no es una quimera la paz y la conciliación del mundo entero, basado en el principio de la honestidad, con el valor añadido de la comprensión y el entendimiento, tal como hemos tratado recientemente, en esta misma publicación, con el deseo de que con nuestro trabajo, apoyado en muchas sabias lecciones, consigamos un mundo mejor donde la honestidad se sobreponga a todas las lacras que inundan nuestra sociedad. La perseverancia es el camino.

*Del grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. ONU