Estamos en un momento crítico, políticamente hablando; si en un principio, y cuando dentro del PSOE, los que tenían dos dedos de frente decidieron defenestrar a su "líder" por el bien de España, del partido y, se supone, que por el bien de la mayoría de los españoles, al desbloquear una situación embarazosa enmarcada en una insufrible y peligrosa incertidumbre e inestabilidad política, económica y social, era -eso esperábamos al menos los que contemplábamos espantados y temerosos la situación- para revertir dicho escenario y mejorar el futuro del panorama español.

Pero hablando precisamente de escenarios, la actual situación por la que atravesamos -y no sólo en el escena patria, sino en la función global- es para echarse a temblar. Lo que nos recuerda la vieja canción del maestro Curet, que la cantaba magníficamente "La Lupe", y en la que venía a decir aquello de: "Teatro, lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro". Aquí todos somos actores, unos pasivos y otros muy pero que muy activos. Con esto de que el partido del Gobierno no tiene mayoría absoluta, "las oposiciones", es decir, todos los demás, intentan imponer sus respectivas ideas a costa de la estabilidad política o de la inviabilidad económica o de la repercusión social que pudieran tener sus acciones.

Se habla mucho de ayudar a los más necesitados mientras se hace todo lo posible por no disminuir el gasto público, ni apoyar los presupuestos generales del Estado; poniendo al Gobierno contra la pared al tener que prorrogar los presupuestos y, por consiguiente, el que muchos españoles no puedan ver incrementados sus sueldos -algunos de los cuales, como los funcionarios, lo tienen congelado desde hace muchos años-, además de aumentar la dificultad de cumplir con lo pactado con Bruselas, e imposibilitar nuevas inversiones en educación, sanidad o justicia; en definitiva, paralizar no solo las administraciones, sino caer en el peligro donde ya se halla Cataluña con su bono basura.

Por otra parte, tenemos a la justicia, que en esto más nos valdría persignarnos cuando nos toca ir a juicio, porque, por desgracia, muchas veces, demasiadas, la libertad -que no es poco-, tu casa, tus bienes o incluso tu honor o tu futuro están en manos del juez de turno que debe "interpretar" la ley en función de: la situación política, ideológica, económica, religiosa o sexual del propio juez o jueza, pero también del presunto reo; además, se supone, de las pruebas a que haya lugar. De hecho, ahora se han sacado una nueva interpretación a determinados hechos y dichos que los enmarcan dentro de la libertad de expresión y de la libertad de escenificación de las conductas.

Lo dicho, puro teatro. El último ejemplo lo hemos tenido hará de esto unos días cuando el juez José María Noales, titular del Juzgado de Instrucción nº 4 de Badalona, y uno de los magistrados firmantes -junto al inhabilitado en la carrera judicial y forzado a dimitir como senador por ERC, Santiago Vidal, entre otros- del manifiesto a favor del referéndum separatista en Cataluña, se ha prestado al archivo de la causa que se dirigía contra seis concejales de Badalona, que, después de abrir el Ayuntamiento del municipio el pasado 12 de octubre, día de la Hispanidad, rompieron la sentencia del Juzgado de lo Contencioso que prohibía esta iniciativa desafiante a las instituciones del Estado. Y lo ha hecho argumentando, por supuesto solo en catalán, que parte de la culpa la tiene la prensa, ya que: "A pesar de las contundentes afirmaciones periodísticas, guiadas por un exceso de sensacionalismo o simplemente por el hecho sorprendente (que salvo error de este instructor no ha pasado nunca) de que un representante político en el gobierno municipal desgarre una resolución judicial en público, lo cierto es que se trata de una simple escenificación". Lo dicho, solo es una "representación ideológica". Una tragicomedia. Teatro, puro teatro. Esperemos que los de la platea puedan silbar.

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