Algunos colectivos sindicales públicos han cogido el sonsonete: cada vez que quieren reclamar algún asunto laboral ponen por delante a los usuarios, como si sus reclamaciones salariales tuvieran que disfrazarse con los ciudadanos, cuando no es así.

Los bomberos de Tenerife están liándola básicamente por un problema de perras y de puestos de trabajo. Lo podrán llamar como quieran, pero es así. En la actualidad tenemos una plantilla de unos ciento ochenta bomberos en la isla y se han convocado oposiciones para cubrir una veintena de plazas más. Las bases de estas pruebas fueron tan "comprensivas" que tuvieron en cuenta al personal que ya está interino en el cuerpo, para ponerles lo más fácil posible su permanencia en el cuerpo. Y el Cabildo ha anunciado que cuenta con presupuesto suficiente como para, además de la provisión de plazas, convocar una lista de quince nuevos interinos que vendrían a complementar el cuerpo.

Y claro, se lía. Porque a los bomberos, por lo que parece, no les interesa que haya tanto personal disponible. ¿Por qué? Porque les pisan la manguera. O sea, porque ganarían menos. En torno a un cuarenta por ciento de los ingresos mensuales de un bombero, en algunos casos, se debe a las horas extras. O lo que es lo mismo, de los casi cinco mil euros mensuales que puede cobrar un bombero, dos mil vendrían por las horas extras que realizan para sustituir la falta de personal.

Igual es coincidencia, pero aumenta la plantilla y empiezan las movidas. La última es que aseguran que en vez de contratar más personal hay que invertir en medios materiales; en un parque permanente en el Sur de nuestra isla. No digo yo que no haya que hacerlo, pero huele a chamusquina que lo recuerden casualmente cuando va a entrar más personal.

Así que, naturalmente, dicen que viene una huelga. Y el argumento que leo de un representante del colectivo es el siguiente: "Como funcionarios tenemos que hacer valer que se saque el mayor provecho para la ciudadanía de los recursos públicos". ¡Espere, espere. Eso no es cierto! Como funcionarios lo que tienen es que hacer bien su trabajo. Aquello por lo que se les paga un sueldo. El buen destino de los recursos públicos lo deciden los políticos, a los que elegimos en las urnas -donde también votan los bomberos- bajo la vigilancia de los interventores y secretarios de las corporaciones públicas. Los bomberos no son los que tienen que decidir dónde van las inversiones o en qué se gastan los recursos de nuestros impuestos, sino cómo se interviene en un siniestro.

Usar como escudo el interés de los tinerfeños es un argumento demasiado viejo y manido. Muchas gracias. Es posible -posible no, seguro- que el Sur de nuestra isla necesite mejores instalaciones. Pero la batalla de los bomberos ahora sugiere intereses puramente salariales. No digo que esté mal. Defender el sueldo en estos tiempos que corren es perfectamente normal, pero no hay necesidad de poner a la gente como excusa.