Un día dejas de ver porque los cristalinos de tus dos ojos, que normalmente son trasparentes, se vuelven totalmente opacos, impidiendo que pase la luz a través de ellos. Los médicos te dirán que tienes cataratas. Ante la situación, los avances en la medicina permiten sacar ese cristalino "defectuoso" y volver a mirar el mundo gracias a uno nuevo y transparente. Pero para ello, hay que entrar en quirófano.

El pensar en tener que caminar hasta una operación aterra al más valiente. Un sentimiento que se acrecienta cuando se piensa en que van a quitar una parte interior de tu cuerpo para añadirle una pequeña lente intraocular sintética. Actualmente, hay una técnica con la que esta operación resulta muy sencilla para los oftalmólogos. En Canarias solo hay tres clínicas privadas que hacen uso de este método llamado femtosegundo. Un láser que hará más fácil la labor del cirujano y dará más seguridad al paciente.

Una vez el paciente decide realizar este tratamiento - y pagar por él - solo queda entrar en quirófano. La preparación es sencilla. Un anestesista dormirá el ojo que se vaya a operar, ya que "solo se puede operar uno a la vez", explica José Alberto Muiños, especialista en Cirugía Refractiva y director médico en Innova Ocular Clínica Muiños. Lo hará por medio de unas gotas anestésicas. También se utilizarán unos fórceps que mantendrán el ojo abierto y, una vez todo en orden, comienzan los 20 minutos que le devolverán la vista de un recién nacido.

Con el ojo bien abierto, el paciente es trasladado hasta una máquina que se acoplará al mismo, un paso "muy importante", según Muiños. El cirujano añadirá unos parámetros de corte a la máquina y esta le hará una especie de "troquelado" en el ojo con un láser. Para entenderlo, Muiños, lo compara con "esa línea de puntos que tienen las libreta para que las hojas se pueden separar fácilmente".

Las pequeñas líneas se hacen en forma de estrella en el ojo junto a dos pequeñas incisiones, de apenas 2 mm, por las que el cirujano podrá realizar el resto de la operación.

Una vez termina la intervención de esta máquina, se traslada al paciente a la siguiente parada de la operación: la eliminación pura y dura de la catarata. Es aquí cuando el cirujano debe demostrar toda su maestría pues tendrá que manipular el cristalino del ojo para romperlo totalmente y absorber los trozos que se desprenden. Un trabajo para el que se suelen ayudar con un método llamado Verion, según el doctor, "un GPS con el que señala el punto exacto donde colocar la lente".

Y así lo hace. En una pantalla se ve la imagen del microscopio con marcas que funcionan como guías alrededor del ojo durante toda la operación. Una vez se retira la catarata, la incisión realizada en la parte inferior del ojo se convierte en el conducto por donde se introducirá la nueva lente sintética.

La lente entra enroscada para que pueda caber, se desenrolla dentro del ojo y el cirujano la coloca en su sitio. Después esperan a que ambas incisiones se cierren gracias al mecanismo de cura natural del ojo y acaba la operación.

El paciente ya podrá ver con total normalidad, un "milagro" que muchos no han tardado en agradecer a su médico. Otros veinte minutos después le darán el alta con la única prescripción de evitar realizar grandes esfuerzos y ponerse unas gafas de sol especiales para salir a la calle.