Un informe del Grupo de Delincuencia Económica de la Policía Judicial publicado estos días nos recuerda que el anterior director de la tele canaria, Willy García, además de mover en metálico enormes sumas de dinero cuyo origen se desconoce, facturó a la tele canaria más de 14.000 euros en taxis en tres años y medio, algo sorprendente porque García disponía de coches oficiales con chófer en Tenerife y Gran Canaria. En comidas y jolgorios diversos, los gastos de García en ese período rozaron los 50.000 euros, una cantidad a todas luces desorbitada, pero perfectamente conocida y servilmente auditada por la intervención de la televisión, lo que demuestra -ahora que se ha puesto de moda lo que cobraban nuestros políticos- que en materia de dietas y representación hay que hilar muy muy fino. En esas fechas, en plena crisis económica, García utilizaba para hospedarse hoteles de cinco estrellas y gran lujo, se desplazaba en sus vuelos en primera o gran clase y disponía de limusinas -alquiladas a través de la agencia de viajes que prestaba servicios a la tele- en muchos de sus desplazamientos fuera de Gran Canaria y Tenerife. En el informe policial incorporado al sumario, y ahora accesible tras levantarse una parte del secreto sumarial, se advierte de que García manejaba continuamente dinero "cash" -en metálico- y que gastaba mucho más de lo que admitía ingresar en sus declaraciones del IRPF. La Policía ha podido comprobar, también, que García no sacaba dinero de sus cuentas en los días previos a pagar en metálico..., y hace una sorprendente relación de gastos desorbitados: compra de joyas, 45.000 euros en acciones del Club de Golf y otras adquisiciones impropias de alguien con un salario alto, pero que no llegaba a los 4.000 euros netos, y no permitía -según la Policía- la capacidad de ahorro suficiente para hacer frente a esos gastos.

Otras informaciones relevantes sobre el caso se basan en declaraciones de los testigos, entre ellos una exempleada de la productora de televisión Doble Diez, que facturó casi 19 millones con la tele canaria durante la etapa de Willy, y que asegura que su jefe -Santiago Falcón-, al enterarse del nombramiento de Willy García como mandamás en la tele, le dijo que "con ese nombramiento" se iban "a comer todo en la televisión pública". La misma testigo asegura que "Willy García y Santi Falcón eran íntimos amigos" y que "Willy García contrataba todo lo que Falcón ordenara". Otro testigo citado en el informe asegura que era "vox populi en el sector que Falcón influía sobre García para que este, a su vez, presionara a las [otras] productoras con el fin de que contrataran servicios con Doble Diez". Efectivamente, la empresa de Santi Falcón no sólo logró 19 millones con García, también alquiló infraestructura para otras productoras que contrataban con el ente, o para los ayuntamientos y entidades públicas que querían emitir fiestas o actos en la tele.

El informe policial parece demostrar que García concentró en Doble Diez una parte muy considerable de la producción sobre la que podía decidir. Y aporta datos sobre el injustificable nivel de vida de García. Ahora los tribunales tendrán que determinar si ambas cosas están o no relacionadas. Cada cual puede hacerse su propia composición de lugar, pero son los juzgados los que dirán la última palabra.