"Carnaval, Carnaval..., Carnaval, febrero...". Parece que ya se oye la música de lejos. El próximo viernes arrancan los Carnavales con toda su energía y esplendor. Tras las Navidades la mayoría de nosotros se centró en la búsqueda del motivo del disfraz y en realizar su elaboración, buscando telas, costureras, adornos y un sinfín de detalles que no pasan inadvertidos para aquellos que llevan el Carnaval en la sangre. Se ultiman los detalles y se organizan las salidas. Se puede salir todos los días, se puede salir en el Carnaval de día y/o por la noche, o quizás se eligen qué días de todos los que hay se sale. Habrá quien vaya con su grupo de amigos y amigas, o quien prefiera en pareja, e incluso habrá quien elija huir de la ciudad porque no soporta el Carnaval ni los restos que deja en la calle cuando sale el sol.

Si estamos en pareja y somos los dos carnavaleros, este es el momento más deseado del año: llegan las risas, la diversión y vamos a sacar a la calle el lado más "carnoso" que llevamos dentro. Al fin y al cabo, de eso se trata; vamos a dar homenaje al nombre y a su significado: la fiesta de la carne.

Cuando llega la hora de elegir el disfraz, existen dos posibilidades: una podríamos denominarla "el disfraz divertido"; aquí ante todo se busca sorprender con el motivo, con la idea, la originalidad y lo que puede dar lugar al cachondeo de ir vestidos así por la calle y la reacción que provocará en la gente. Hombres y mujeres actuarán por igual. Buscan llamar la atención y que su traje dé lugar a interactuación con personas del sexo contrario para así poder ligar. Al fin y al cabo, lo que gusta en Carnaval es sentir el poder de seducción que tienes no siendo tú, o más bien, siendo tú mismo, ya que detrás de ese disfraz podemos mostrar facetas ocultas que normalmente no nos atrevemos a enseñar al resto de la sociedad en condiciones normales.

La otra opción sería la del disfraz "femenino". Ellas buscarán trajes sexis que saquen su lado "caliente"; pensar que pueden ser lo que quieran por unas horas despierta la imaginación y, con ella, el morbo. Pelucas, lunares, corsés, medias de rejilla, faldas cortas, pechos exuberantes... dejan brotar aires de seducción. Ellos, en cambio, sacarán su lado femenino oculto: se pondrán faldas cortas, medias, pestañas postizas, se pintarán, se pondrán pelucas, algún sujetador, y no faltarán los tacones, comprobando lo incómodos que son y cuánto aguanta la mujer en su día a día; pintura, medias, pendientes, bolso, etc. La diversión está asegurada, cambiarán tono de voz y a salir a divertirse...

El Carnaval empieza con la reunión de los amigos: se visten, se pintan y beben en el lugar elegido; ya sea en una casa o en un local, la fiesta comienza ahí. Chicas por un lado, chicos por el otro, o el modelo de parejas conjuntas, cuando se sale a la calle media fiesta ya ha pasado. Ahora toca bailar y bromear con desconocidos y desconocidas... Esa es la esencia del Carnaval.

Pero ¿qué ocurre cuando a uno le gusta el Carnaval y al otro no? La fiesta se acaba... Da igual que al que no le gusta se esfuerce y vaya, pues el otro se sentirá presionado ya sea a comportarse, a volver pronto o a salir amargado porque ya tuvieron la bronca antes. Los celos burbujean en todo su esplendor. Si salen juntos, las inseguridades se manifiestan con persecuciones o buscando cómo controlar al otro sin soltarlo de la mano o no perdiéndolo de vista ni un segundo. ¡Qué estrés! Esta pareja tendrá problemas siempre; no son los Carnavales, aquí el contenido sexual de la fiesta está en su máximo esplendor y las inseguridades del celoso pasan su prueba máxima. También existen personas sanas y equilibradas que comprenden el placer que siente su pareja por disfrutar los Carnavales y le gusta que salga en ellos; se despedirá con un "disfruta mi amor", se dormirá plácidamente en su cama hasta que, de repente, al alba, irrumpa su pareja en el dormitorio tropezando y haciendo ruido. El alcohol y el zumbido de oídos ya se encargarán de ello; la relación es directamente proporcional: a mayor ingesta, mayor ruido. Se acostará con grandes dosis de olor a Carnaval y una sonrisa en la cara rememorando momentos vividos esa noche. ¡Qué bien se lo pasó!

A que apetece... Nos vemos en los Carnavales. ¡A disfrutar!

*Psicóloga y terapeuta

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