Reconocen algunas mejoras, pero, sin embargo, las carencias siguen siendo muchas. Usuarios del parque Don Quijote y vecinos del entorno denuncian la mala conservación que presenta una instalación que supone un "pulmón" para la zona de La Salle.

El listado de deficiencias pone de manifiesto que a pesar de ser un parque con una ubicación privilegiada no ha tenido la atención necesaria por parte del Consistorio de la capital.

Una de ellas es la cafetería. Cerrada desde hace años por las broncas y el escándalo que se desprendía de ella, ahora es un refugio, en ocasiones, para indigentes. De poco sirve la valla metálica instalada en la fachada principal, pues las señales de que alguien hace uso de ella son evidentes.

También entrañan cierto peligro, añaden los denunciantes, las pequeñas vallas de hierro que bordean los jardines. Óxido, hierros rotos, y, en algunos puntos del parque, desprendimientos del hormigón que las sostienen forman parte de la imagen que se encuentra el usuario.

"Son un peligro para los niños que juegan allí; los filos son muy peligrosos", advierte un vecino.

Un estado que presentan, igualmente, muchas de las jardineras. En algunos casos por el efecto de las raíces de los árboles, y, en otros, por actos vandálicos, de ellas han desaparecido los pretiles, o los que quedan están rotos.

La queja vecinal se extiende también al estado de las paredes de cantos blancos que rodean la instalación. El paso del tiempo ha motivado el desgaste del material en algunas zonas y, en otras, ha producido la caída de varios de estos bloques.

"Ahí se quedan hasta que los niños los van rompiendo poco a poco, día tras día", añade un usuario, que se refiere también a la "cancha" que hay en el parque. "Sigue lamentable", denuncia. Ni están marcadas las líneas de juego ni el firme está en condiciones.

Es verdad que, el pasado verano, se produjeron quejas vecinales por el ruido de los jóvenes que hacían uso del pequeño polideportivo hasta altas horas de la noche.

Otra de las deficiencias detectadas tiene que ver con el piso del parque. Las losetas están, en varios puntos, levantadas varios centímetros, con el peligro que ello conlleva para los que transitan por la instalación. "Para la gente mayor son una trampa", remarcan los usuarios.

"Sin olvidar que hay pocas papeleras y pocos bancos, que, encima, están mal cuidados, o abandonados, como los artilugios para perros que ya no se usan", subrayan los denunciantes, que solicitan "un poco más de atención" del consistorio con esta instalación.