La patronal turística de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Ashotel, conmemora su cuarenta cumpleaños con la fiesta que proporcionan unas cifras históricas para el sector en Canarias. Su presidente, Jorge Marichal, está satisfecho con este buen momento, pero advierte de la necesidad de tomar medidas para consolidar este éxito, entre ellas la renovación y cualificación de la planta alojativa y la preservación de los valores medioambientales y de la sostenibilidad de las infraestructuras de las Islas.

¿Está preparado el sector para el día después de este "boom", para cuando dejen de soplar los vientos de cola que han impulsado el turismo en los últimos años?

Estamos intentando estarlo. Los procesos de renovación que hay en movimiento son importantes. Faltan algunos, como el Plan de Mejora y Modernización (PMM) de Arona; estamos esperando a ver qué pasa con ese documento, que parece estar maldito, porque lleva muchos años, ha salido muchas veces y no termina de cuajar. Ahora mismo hay no uno ni dos hoteles, sino muchos, que están cerrando completamente, o plantas enteras, para reformar sus instalaciones en un momento de ocupación alta y precios razonables. La gente se está preparando, y pobre del que no lo haga. Esto es economía y sabemos cómo funciona: vienen buenas durante unos años y luego malas durante otros, y hay que estar preparados. Como destino turístico tenemos que hacer la tarea, aunque eso no quite que tengamos que seguir estudiando.

¿No ha habido, por lo tanto, relajación durante los tiempos de bonanza?

Ha habido gente que probablemente esté haciendo en dos años las cosas que iba a hacer en uno. Pero lo importante es que se hagan. Debemos tener claro que los momentos de ocupación son importantes y que hay que aprovecharlos, pero también que esas obras no se pueden dejar de hacer, aunque sí pausarlas y distanciarlas un poco en el tiempo. La gente está en ese proceso.

¿La administración ha colaborado? ¿Se han hecho bien las cosas en promoción?

Criticar la promoción ahora sería malo, porque la cosa está yendo bien, sea por promoción o por otra cosa, pero al final todo tiene que ver. Las cosas se están haciendo de una manera adecuada. Quizá no es el momento de hablar de promoción, sino de valor añadido en el propio destino. No hay que presumir de nada, sino trabajar en lo que tenemos: mejorar la infraestructura turística, los espacios obsoletos, trabajar en el producto, en gastronomía, mejorar la puntuación de nuestros restaurantes, parques temáticos, excursiones... Tenemos quince millones de oportunidades, y si lo hacemos bien podrán seguir confiando en nosotros y, sobre todo, traernos más gente. Por mucho que los "marquetinianos" se empeñen en que no, lo mejor es el boca a boca, que un amigo te recomiende una cosa para que tú la entiendas como buena.

¿Hay capacidad para superar esos 15 millones de turistas? ¿Es recomendable hacerlo?

Entendemos que capacidad puede haber, pero debemos tener cuidado porque estamos llegando a unos límites, no desde el punto de vista turístico, sino de la convivencia: en las carreteras no caben ya prácticamente coches, debemos tener cuidado con la sostenibilidad, el agua, el abastecimiento... Hay que tener claro que somos un territorio muy frágil, donde los quince millones que ya vienen lo hacen precisamente por esa fragilidad del territorio, que les gusta admirar. No podemos comprometer demasiado la gallina de los huevos de oro no vaya a ser que la vayamos a matar.

¿Y hay gente que está por seguir engordándola?

Claro. De hecho, tenemos una sentencia del Tribunal Constitucional sobre la Ley de Renovación y Modernización Turística que anula la posibilidad de dar autorizaciones previas para hoteles en función de la categoría. Vamos a ver cómo se aplica esa sentencia, porque hay muchas maneras de entenderla. Nosotros creemos que es el momento de crecer, pero de crecer para dentro, que lo ya instalado sea mejor. Y si hay alguna cosa nueva que merezca la pena, un producto diferenciado que busque un cliente diferente y que nos sitúe en una posición especial en algunos mercados, apostemos por él, pero primero crezcamos hacia dentro. Lo que ya está construido debe renacer; esos complejos obsoletos en algunos sitios en primera línea tienen que convertirse de nuevo en lo que nunca debieron dejar de ser. Hay que subir su categoría, gastando dinero en reformarlos. En esos complejos, ubicados en las mejores zonas turísticas, es donde empezó todo.

¿Hay incentivos suficientes para renovar?

Los hay, pero no están funcionado del todo. El registro de camas aún no se ha puesto en marcha. Pero no me gusta hablar mucho de incentivos. Las ayudas son importantes, pero los empresarios no podemos pensar siempre que los demás tienen que hacernos las cosas. El mejor incentivo es que el mercado está tirando, que hay rentabilidades importantes que pueden ser merecedoras de inversiones en renovación. El empresario está para tomar decisiones, para invertir y después recoger frutos, y no para recoger frutos sin invertir.

¿La sentencia del Constitucional se ha trasladado de forma adecuada a la Ley Turística? Hay quien piensa que puede ser el fin definitivo de la moratoria.

De hecho, hay gente que está aplaudiendo con las orejas por ello. Pero yo creo que sería un grave error. Debemos tener en cuenta que esa sentencia también habla de sostenibilidad, de razones medioambientales, de que todavía se tiene capacidad de pedir esas autorizaciones previas y regularlas. Por ahí tenemos que caminar. La sentencia se puede aplicar de otra forma, más en consonancia con la sostenibilidad, y no como se está intentando hacer, que prácticamente supone dar vía libre.

Cuando se habla de paro siempre se mira al turismo, aunque haya creado más de 15.000 empleos en los últimos seis años. ¿Se le exige demasiado?

Se le exige al que queda vivo; no puedes exigirle al que no está. Si a esos 15.000 empleos se suman los que se crean en el comercio y en la construcción, precisamente por procesos de renovación hotelera, al final prácticamente todo el empleo que se está generando tiene que ver con el turismo. Pero es que somos el 60% del PIB y es normal que sea así. Nosotros seguiremos contratando a la mejor gente que podamos, a la mejor formada y, sobre todo, a la que necesitemos. Si no es así, dejaríamos de ser competitivos y no trabajaría nadie.

¿Qué capacidad de creación de empleo tiene el sector?

Eso no es algo que se pueda medir. En los últimos años se ha aumentado prácticamente el empleo un 25%. Al menos en la hotelería, por nuestra fisonomía, tenemos plantillas bastante estables que se podrá aumentar en función de los niveles de ocupación, que ahora mismo son bastante altos. No va a ser fácil que veamos grandes números, por lo menos en los próximos años, salvo que en los procesos de renovación permitan elevar la categoría del establecimiento. Si es así, tiene que aumentar el servicio y, por lo tanto, el empleo. Un complejo de dos llaves que pasa a ser hotel de cuatro estrellas multiplica por dos la plantilla. Ahí sí se puede producir un incremento de empleados y, sobre todo, una mejora de la calidad del empleo, porque los convenios colectivos también cambian.

¿Absorbe suficientes titulados universitarios?

La industria es la que hay. No podemos absorber a todos los titulados en Turismo. Es imposible, sobre todo para los puestos directivos, que en los hoteles son los que son. Lo importante es que tengamos gente formada, que tenga capacidad de trabajar en todo el sector turístico y no solo en los hoteles. La formación es buena para que el destino siga siendo competitivo y ganemos en excelencia.

Vuelve a hablarse de tasa turística o ecotasa. ¿Por qué es tan mala idea si en otros lugares se cobra y no parece ocurrir nada?

¿Qué lugares?

Ciudades: Barcelona, Lisboa, Venecia...

No podemos comparar churras con merinas. Cuando me dicen que vas a París y pagas la tasa... Es que estás en París. La gente va a París y está dos o tres días, le cobran la tasa y casi no la nota. El que quiere ir a París, va a París. ¿Vas a París todos los años tres veces? Generalmente no. Se suele ir una cada diez años o una vez en la vida. Pero es que a Canarias viene la gente con sus familias, incluso dos o tres veces al año. Y no están dos o tres noches, sino una semana o dos. Por lo tanto, la tasa no es tan nimia como la gente pueda pensar. Somos un destino muy competitivo, y los paquetes turísticos son bastante asequibles. El impacto de la tasa en un padre de familia puede ser importante, y sobre todo cuando se trata de turismo vacacional. No es un turismo cultural o gastronómico "per se". No podemos compararnos con Barcelona o París, porque somos una cosa diferente. ¿Quién ha aplicado una tasa en un destino similar al nuestro? Baleares lo hizo y fue un completo desastre. No gustaba a los touroperadores ni a los clientes, que dejaron de ir. Lo vendieron como una medida medioambiental y luego se gastaron el dinero en otra cosa... Suficiente carga impositiva soporta ya el sector turístico para que tengamos que buscar recursos en otro sitio.

¿Cuánto aporta el sector en impuestos?

Estamos hablando de una recaudación de 1.700 millones de euros. ¿De ahí no se puede encontrar una cantidad que se pueda destinar a lo que realmente nos da el negocio, que es el sector turístico? La inversión en infraestructuras turísticas es de 16 millones de euros. Eso no es ni un 0,1% de lo que se está recaudando, es una miseria. Tenemos que entender que si no damos de comer a la vaca, se muere.

¿Cómo deben convivir la oferta alojativa tradicional y el alquiler vacacional?

Cada uno en su sitio y cumpliendo las mismas o parecidas reglas para que sea una competencia sana y para que el cliente que viene pensando en alquiler vacacional encuentre un producto diseñado para el alquiler vacacional y el que viene pensando en turismo tradicional encuentre un producto diseñado para el turismo tradicional. No hay que mezclar agua y aceite, porque no mezclan bien y tienden a ir cada uno a su lado. La separación de usos por parte del planeamiento es lo que se tiene que hacer para poder tener las dos modalidades y que convivan en paz.

El Parlamento aprobó en 2015 modificar el decreto que regula el alquiler vacacional, pero el Gobierno aún no lo ha hecho. ¿Cree que finalmente lo revisará?

Todo indica que lo están intentando, sobre todo a través de presiones de algunas siglas y políticos en concreto. Nosotros creemos que el decreto está bien, salvo que tiene que ser algo más restrictivo e incluir la responsabilidad subsidiaria de las plataformas, como se hace con las agencias de viajes y los touroperadores, para proteger a los clientes.

Han denunciado que la Ley del Suelo incluye una "amnistía" a apartamentos turísticos ilegales. ¿Confían en que se modifique ese punto?

Vamos a hacer todo lo posible, pero vemos que la gente está pasando un poco de lado en este tema, que tiene que ver con el futuro de Canarias. Arreglar un problema concreto de un municipio (San Bartolomé de Tirajana) a través de una normativa del Parlamento no es buena idea. Vamos a seguir siendo críticos. Hay que cambiar esa disposición transitoria para que sea el planeamiento municipal o el insular el que tenga que resolver estos problemas. No puede ser una ley autonómica, que consolida usos residenciales en sitios turísticos, y además permitiendo que se infrinja toda la normativa turística anterior. A esto no hay derecho. Lo seguiremos denunciando, y si al final nos tenemos que ir a otro sitio, lo haremos.

¿Irían a los tribunales?

Si esto sigue así, sería una opción que tendríamos en cuenta. Esto va en contra de un modelo turístico que ha costado mucho consolidar y que, encima, está funcionando bien.

¿Cómo han recibido el anuncio del touroperador Thomas Cook de restringir sus operaciones con Canarias y Baleares por los altos precios?

Estamos en un momento de contratación importante y tal vez han lanzado un aviso a navegantes en el sentido de que nos estamos haciendo demasiado caros o que el valor añadido que damos por lo que pedimos no se corresponde. Por eso decimos que es importante generar valor añadido, y si a través de eso tenemos que pedir más dinero estará justificado. Pero no podemos subir mucho los precios de forma unilateral basándonos en el corto plazo, con la idea de aprovechar esta bonanza, porque podemos dar al traste con la operativa normal de otros agentes. No hay que aprovecharse de la situación, sino aprovechar la situación.

¿Y algunos se han aprovechado de la situación?

Si no fuera así, Thomas Cook no estaría saliendo en el periódico como está saliendo.

La necesidad de "mimar" al turista

La sociedad canaria no termina de ver al turismo como "el sector que tira de la economía", según Jorge Marichal. El presidente de Ashotel, no obstante, admite que los propios empresarios deben entonar un "mea culpa". "A lo mejor no hemos sabido llegar a la sociedad", dice. Aunque sostiene que el turismo tampoco es percibido como "el sector más antipático", Marichal expone los motivos por los que, a su juicio, el colectivo debería gozar de una mejor consideración social: "Todo se puede mejorar, pero somos un sector bien regulado, en el que los convenios colectivos funcionan y el tamaño de las empresas permite tener un mejor comportamiento con los trabajadores". Lo que sí le "apena" es que los turistas no reciban un mejor trato. "Hay que mimarlos más y tenemos que ser conscientes de que un 60% de los canarios vive de ellos", argumenta.

Diversificación, hasta cierto punto

El presidente de la patronal turística de la provincia defiende los esfuerzos realizados para diversificar la oferta turística del Archipiélago, pero recalca que Canarias es un destino turístico vacacional basado en el clima, el "principal atributo" de la región como foco de atracción de visitantes. "Hay otros sitios con un clima fantástico. Nosotros somos mejores porque a eso le hemos ido añadiendo cosas que hacen que la experiencia sea más rica: gastronomía, cultura, paisaje...". Todo ello suma, pero no debe llevar a "demonizar" el "bendito" turismo de sol y playa, puntualiza Jorge Marichal. "A veces parece que todo el mundo va a venir aquí a comer. No pensemos que vamos a ser Nueva York o París", advierte.