Los más mayores se enfrentaron entre ellos para ver quién había creado el proyecto robótico más original y eficiente a base de piezas de lego.

El auditorio del Liceo Taoro, en La Orotava, estaba a reventar, no cabía ni una aguja. Padres, madres, educadores, profesores, voluntarios y las autoridades pertinentes acompañaban a 400 niños y jóvenes que participaban en la First Lego League para descubrir qué equipo había hecho el proyecto más innovador con legos.

Un par de palabras de ánimos del presentador para los participantes, una "superbienvenida" a los 200 voluntarios, árbitros y jueces del evento y unas palabras de Antonio García Marichal, consejero insular del Área Tenerife 2030; Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, y Francisco Linares, alcalde del Ayuntamiento de La Orotava. Este último asegurando que estaba "flipando" con la acogida que había tenido el evento.

"¡Arranca la First Lego League!", gritó el presentador, y miles de aplausos y vítores dieron comienzo al evento. Los grupos se van reuniendo por fuera del auditorio y comienzan los nervios. Algunos participarán en el "Juego de Robots", otros mostrarán sus proyectos científicos y los más pequeños de 6 a 9 años presentarán sus maquetas en una sala especial.

Los nervios se apoderan de muchos de ellos, aunque el clamor general es la emoción. Algunos llevan trabajando desde noviembre, otros desde septiembre, aunque todos coinciden en que esta última semana ha sido la más dura. "Es cuando más hemos trabajado", señala una alumna del Colegio Casa Azul, dentro del grupo Skynet I. Pero como ningún esfuerzo llega sin recompensa, todos acuerdan que lo mejor del proceso ha sido establecer nuevos lazos de amistad con sus compañeros de equipo, que les han convertido en una "familia".

Esta quinta edición tuvo como protagonista el mundo animal. ¿El objetivo? "Buscar el mejor modo de mejorar las condiciones en las que habitan estos seres vivos", según explica una de las jóvenes participantes del grupo RAnimal del colegio Rodríguez Alberto de Santa Cruz de Tenerife. De hecho, el proyecto trata de mejorar el hábitat de un caracol canario en peligro de extinción llamado "Chuchanga corrugada". En su maqueta, hecha con legos, muestran una granja de cría que se autofinanciará gracias a un centro dermatológico que usará la baba de caracol para sus tratamientos. Este proyecto fue galardonado con el premio a la solución innovadora.

Otro equipo, que viene desde el centro de robótica lagunero Robotechnics, que también pone el nombre a su grupo, construyó una "baliza bluetooh" para ayudar a los discapacitados visuales a cruzar la carretera sin miedo a ser atropellados.

La jornada se podría resumir en cuatro palabras: robots, solidaridad, ideas brillantes y compañerismo. Los 62 equipos de 6 a 15 años demostraron un año más que la ciencia sigue viva y que, con buenas intenciones y unos cuantos legos, se puede cambiar pieza a pieza el mundo que nos rodea para hacerlo mucho mejor.