Besay Pérez (Santa Cruz de Tenerife, 1992) comenzó en las rondallas en 2001, con la Peña del Lunes, de la mano de su abuela, la misma a la que la noche del pasado domingo subió al escenario para recoger su primer premio de solistas, y con el que se despide del Carnaval. "Cierro un ciclo maravilloso", afirma. Ha sido un año histórico para quien fue el niño de la Peña, pasó a ser el solista de El Cabo y ahora es la voz del Carnaval: primero de Interpretación, primero de solista, tercero de disfraz, premio Pulso y Púa... y hasta primero en su faceta murguera.

De pequeño, ¿como qué solista de rondalla quería ser?

Como Manolo Bello, pero nunca compartí escenario con él. Curiosamente tras su muerte el primer premio de Solistas... y lo gané yo. Muy emocionante. Lo conocí en la Peña del Lunes.

¿El concurso de rondallas es el más importante del Carnaval?

Para mí sí, para el Carnaval no. En el concurso de rondallas es donde pongo el corazón; y eso varía según donde concurse cada uno. Los tres concursos "top" son murgas, Ritmo y Armonía y comparsas en el escenario.

¿Evolucionan las rondallas?

La evolución en las rondallas continúa con Valkirias y con Mamel''s, y es la línea a seguir con una evolución muy bien tratada y hecha.

¿Qué le puede envidiar El Cabo a Valkirias y Mamel''s?

Quizás el poder de innovación; al ser jóvenes son más moldeables; El Cabo tiene 75 años y se debe a su historia, no me veo haciendo lo que hacen ellos porque no va en nuestro ADN, como no va en el del Orfeón, porque somos rondallas más clásicas.

¿Ha visto el concurso?

Sí, y me gustó mucho Mamel''s, le hubiera dado el segundo. El primero era El Cabo.

¿Temía el regreso del Orfeón?

Tenía la incertidumbre de cómo iban a volver a concurso, y han regresado muy bien, puros, y hasta dejó sabor a poco su repertorio.

¿Por qué decide retirarse?

Estoy cansado de estar en la palestra. Cuando uno es carnavalero todo el año es malo; hay que oxigenarse y volver con ganas. Cuando uno pierde la libertad para expresarse eres políticamente correcto, y no sirvo para eso.

¿Cierra su paso por las rondallas y también el Carnaval?

Ahora mismo mi idea es cerrar mi paso por el Carnaval.

¿Y qué va a ser de Besay?

Tengo muchísimos proyectos fuera del Carnaval: una zarzuela, con Sabandeños, Chago Melián... El próximo año me motiva más ser comentarista de rondallas con Sergio de la Rosa en RNE.

¿Dónde queda el Auditorio?

El Carnaval es muy efímero y estos cartones (de los premios) también. El viernes comienza el Carnaval en la calle, y vamos a beber y se acabó esto de los concursos.

¿Dónde queda su formación lírica? ¿Se preocupa por eso?

Tampoco sé si quiero ese modelo de vida; es una vida muy solitaria, y no sirvo para estar solo dos meses en una habitación encerrado. Me gustaría formarme y seguir creciendo como persona y musicalmente; no me cierro a nada.

¿Salir con una murga este año fue una anécdota?

Fue algo que viví muy intensamente. Fui jurado el año pasado y pierdes un poco la perspectiva; cuando estás arriba (en el escenario) se vive intensamente todo.

¿Las rondallas gozan de buena salud?

Sí, pero no quiero un concurso de nueve formaciones a cualquier precio. No por tener más es mejor. Prefiero un concurso que dure menos con seis formaciones y más calidad. En algún caso me pareció una falta de respeto al público que paga 5 euros.

¿Qué les falta a las rondallas para tener un gran concurso?

El secreto está en hacer un concurso con menos formaciones y muchísima más calidad.

¿Dónde queda su experiencia como murguero?

Gracias a Zeta-Zetas he vuelto a ser joven. El Cabo me ha dado mucho, pero las rondallas queman, y cuando trabajas con 80 tipos con exceso de energía te dan un chute de adrenalina maravilloso; fue lo que ocurrió con Zeta.