La mañana no comenzó bien porque el secretario del Ayuntamiento de Candelaria, Octavio Fernández, pretendió no dejar acceder a su vivienda al presidente de la asociación de vecinos, Antonio Oliva, a pesar de ser el propietario. Superada esa fricción, un grupo de 16 de los habitantes que abandonaron las casas de Bajo la Cuesta el 27 de octubre volvieron por unos minutos al interior de sus hogares.

Acompañados de Policía Local, técnicos de la empresa contratada por Endesa para realizar los trabajos de estabilización del talud, un notario, un perito, el secretario municipal y la instructora del expediente de desalojo, conocieron el estado actual de los inmuebles situados en el tramo del acantilado que repara la eléctrica.

Era el paso previo solicitado por la empresa para realizar los trabajos y se cumplió a cuatro días del fin del plazo que tenía para completar la obra.

En líneas generales, los vecinos de Bajo la Cuesta regresaron al lugar de acampada desmoralizados por el mal estado de las zonas verdes que hay en la única calle del pueblo. En el interior de las viviendas apenas había que señalar algún defecto producido desde que dejaron sus casas. "Mi propósito era regresar para quedarme", señaló una de las ancianas del lugar, "pero seguimos sin saber cuándo ocurrirá y, lo que es peor, si eso sucederá alguna vez".