Toma en su mano derecha, convencido y halagado, la batuta de la Banda Insular de la Federación Tinerfeña, un proyecto cuyas primeras notas escribió hace muchos años el maestro Agustín Ramos.

La partitura marca que cada dos temporadas debe renovarse el cargo y Jesús Agomar Guillama (Los Realejos, 1983), que pertenece a esta formación desde hace más de una década, cambia ahora su rol de intérprete por el de director.

Este colectivo armoniza bajo un mismo compás a músicos de las diferentes bandas de la Isla y de la provincia, "pero no se trata de una selección", tal y como precisa Agomar, sino un grupo de músicos movidos por una misma melodía que interpretan en clave de voluntariedad. "Existe no solo una querencia enorme hacia la música, sino además un movimiento de carácter desprendido".

El próximo 1 de abril comienzan los ensayos. La temporada de esta agrupación se centra en dos citas. De una parte, el concierto institucional del Día de Canarias, que en 2017 va a tener lugar en la capitalina calle La Noria. De otra, la fecha del 18 de junio, con la clausura de la Primavera Musical.

Los proyectos bullen en la cabeza de Jesús Agomar, quien pone el acento en que la banda "debe cumplir un papel social y educativo más activo y diferente".

Y es que este músico y compositor entiende la música "como un arma de educación masiva". Por eso, en la Banda La Esperanza de La Guancha, de la que es titular, y también como director de la Escuela de Música del municipio insiste en transmitir valores. "Y no me refiero al aspecto elitista, sino a enseñar a niños, ya desde los 4 años, a respirar bien, a usar la música como antídoto contra la ansiedad o a que aprendan de manera más temprana razonamientos matemáticos".

Se muestra crítico con el encaje que tiene esta disciplina en el ámbito educativo. "No se trata de saber dos notas y tocar una canción con la flauta". Eso no es música; la música va mucho más allá. "Debemos ser conscientes de que a través de ella es posible cambiar la sociedad. Hablamos de un arte integral que permite el desarrollo de las personas".

Hace dos años, cuando planteó el proyecto de crear un aula de adultos en La Guancha, "la primera reacción fue de cierta duda", reconoce. Hoy en día cuenta con diez alumnos que alcanzan hasta los 66 años, entre los que muchos realizarán sus primeras audiciones en marzo.

"En otros países se utilizan modelos de temprana edad", explica, de forma que los niños comienzan a educarse en la música desde que ingresan en los colegios. "Aquí, desgraciadamente, no es así", se lamenta, y son las bandas, la Red Insular de Escuelas o los conservatorios quienes suplen esas carencias.

Y termina: "En cuanto a expresión artística hay que dar una vuelta de tuerca al sistema educativo ".