La violencia filio-parental en España está en aumento desde el año 2013 y ya se registran de media más de 13 denuncias al día por hijos que pegan a sus padres, según los datos de la Fiscalía General del Estado que ha recopilado Fundación Amigó en un informe para arrojar luz sobre esta realidad que "que en la mayoría de las ocasiones es oculta", pues estima que "sólo se denuncia entre un 10 y un 15%" de los casos.

En concreto, desde 2013 hasta 2015, los expedientes abiertos a jóvenes por cualquier tipo de delito han disminuido un 10,02% (29.428 a 26.425), mientras que los casos de violencia filio-parental han aumentado un 5,13% en el mismo periodo (4.659 a 4.898), de acuerdo a los datos de Fiscalía. El número de delitos cometidos por este maltrato de hijos a padres supone así el 18,53% del total de delitos cometidos por jóvenes.

El trabajo analiza las diferentes memorias regionales de las Fiscalías de Menores de cada comunidad autónoma y revela que Comunidad Valenciana es la región donde se abren un mayor número de expedientes a menores por este tipo de delito (1.056 durante 2015). Le siguen Andalucía con 926, Comunidad de Madrid con 406, 310 en Cataluña y 298 en Galicia, aunque de Castilla León, Baleares y Murcia no hay datos disponibles.

Según afirma Fundación Amigó, este tipo de casos no sólo han aumentado en los últimos años, sino que el perfil del infractor ha variado, pues "ya no se limitan a claros casos de exclusión social" sino que "aumentan los casos de adolescentes con graves conflictos familiares que derivan en conductas violentas de manera reiterada en el ámbito doméstico" y son "la mayoría de clase media o alta".

El informe recopila algunos datos extraídos de los estudios al respecto para esbozar el perfil de los implicados en la violencia filio parental y concreta así que se trata en la mayoría de los casos de chicos aunque tiende a aumentar la proporción de chicas, con una edad entre 13 y 17 años, "problemas leves o graves de consumo de drogas", y bajo rendimiento escolar o manifestaciones de violencia en el centro educativo.

En el caso de las chicas, el tipo de violencia que ejercen contra sus padres es de "contenido psicológico y emocional", mientras que la de los chicos es "más física". En ambos casos, pueden tener características psicológicas propias como "distorsiones cognitivas, justificación de la violencia, creencias de grandiosidad, suspicacia, necesidad de aprobación, necesidad de control y perfeccionismo, baja tolerancia a la frustración y tendencia a la impulsividad, baja empatía y exposición a la violencia".

"Aunque en la mayoría de los casos la violencia filio-parental es un problema aprendido y, por tanto, meramente conductual, en algunos casos puede estar asociada a problemas emocionales y/o psiquiátricos", añade el informe, que señala como más frecuentes el trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad y del estado de ánimo, trastorno negativista desafiante y trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

PEGAN MÁS A LA MADRE QUE AL PADRE

En cuanto al perfil de los progenitores que padecen la violencia, si bien ambos pueden ser víctimas, es la madre quien la padece en mayor medida, fenómeno que según los distintos estudios que compila el informe tendría que ver bien con roles de género estereotipados, bien con mayores problemas de autoridad.

En la mayoría de los casos, estos padres y madres están entre los 40 y los 50 años de edad y son de clase media o media alta. No hay consenso en los expertos sobre la incidencia mayor en un tipo u otro de familia, pues coexisten estudios que apuntan mayor prevalencia en las monoparentales con otros que señalan a las nucleares. También hay estudios que ven mayor riesgo cuando hay un hijo único.

En todos los casos, los expertos coinciden en que influyen "pautas de crianza inadecuadas, sin normas coherentes y consistentes, y con déficit en la comunicación, siendo los estilos que mayor riego suponen el sobreprotector, el autoritario y el negligente-ausente", así como cada vez con mayor frecuencia concurren problemas psiquiátricos o emocionales de los padres, con comportamientos antisociales, abuso de sustancias adictivas y de sintomatología depresiva y/o ansiosa.

El informe ofrece a los padres una guía con pautas para reconocer esta situación en su propia familia así como consejos de actuación tanto para prevenirlo como atajarlo en función del nivel de conflicto. "Es de vital importancia dar visibilidad a este problema y actuar desde la prevención para conseguir detectar los casos cuando el vínculo afectivo no está demasiado deteriorado", apunta la psicóloga de Fundación Amigó, María Jose Ridaura.