Las calles del Puerto de la Cruz sirvieron de escenario un año más para la celebración del tradicional ritual Mataculebra. Dentro de los actos programados por el área de Cultura del Ayuntamiento norteño en el Lunes de Carnaval, un grupo de cinco alumnos de distintos colegios portuenses, arropados por cinco monitores, protagonizaron un año más este acto de origen afro-cubano que tuvo sus primeros ecos en la isla de Tenerife a finales del siglo XIX.

El recorrido escenificado ayer llenó de vida algunas de las principales arterias del Puerto de la Cruz. Desde la Punta del Viento, hasta la calle de La Verdad, pasando por la plaza del Charco, y otra vez en sentido contrario. La marcha contó con un considerable respaldo de público, tanto de los propios habitantes portuenses, como de numerosos turistas que estos días pasan parte de sus vacaciones en el municipio norteño.

Durante más de un mes, cien alumnos de los colegios San Antonio, César Manrique y Tomás Iriarte han venido trabajando en la preparación de esta nueva escenificación del Mataculebra. De ellos, al final una selección de cincuenta han sido los que han tomado con un marcado sentido tradicional las calles del recorrido.

El origen de esta tradición se encuentra en la población de esclavos negros africanos que llegaron a Cuba y hoy en día pervive en los carnavales del Puerto de la Cruz. La muerte de la culebra establece una relación metafórica para expresar la muerte del mal, que amenazaba la vida de la comunidad en los pueblos africanos, y la representación simbólica de la explotación de los negros en el sistema esclavista en Cuba.

Mataculebra forma parte del denominado "folklore de emigración", al igual que otros géneros nuevos llegados de la isla americana como el joropo, la rumba, la caringa, los caballos fufos, las habaneras o el punto cubano, y se trata de una de las aportaciones que, a finales del siglo pasado y principios del actual, hicieron los emigrantes que regresaron de Cuba.