El candidato socioliberal a la presidencia francesa, Emmanuel Macron, presentó hoy un programa de "transformación radical" de Francia, que situó por encima del proyecto "conservador" de François Fillon y de la "regresión" que a su juicio plantea el de la ultraderechista Marine Le Pen.

Criticado por haber hecho campaña sin programa, el exministro de Economía del presidente François Hollande desveló por fin todas sus cartas en una multitudinaria rueda de prensa en la que defendió el pragmatismo de sus propuestas y quiso alejarse de quienes le ven como representante del poder financiero.

"Nací en una ciudad de provincias francesa (Amiens), fui funcionario más tiempo que el que fui banquero. Digo con mucho orgullo que soy el candidato de las clases medias y populares", destacó.

Sus seis compromisos, articulados en torno a la educación y la cultura, el trabajo, la modernización de la economía, el refuerzo de la seguridad, la renovación democrática y la defensa de los intereses del país a nivel internacional, conforman el eje de un proyecto del que dijo que rendirá cuentas cada año en caso de ganar.

Macron propuso para los próximos cinco años un gran plan de inversión de 50.000 millones de euros en materia de revolución digital, modernización de los servicios públicos, renovación urbana o transición ecológica, ámbito para el que se destinará en exclusiva 15.000 millones.

Y, al mismo tiempo, un ahorro neto de 60.000 millones, para reducir el gasto público en tres puntos del PIB en el próximo quinquenio.

Macron, que aceptó la alianza con el centrista François Bayrou y cuenta según los sondeos con grandes opciones de victoria, señaló que su intención es conseguir una unión "amplia" en torno a su proyecto, y dio la bienvenida a todos quienes se reconozcan como progresistas.

La presentación llega en un momento "delicado" de la campaña, en el que Fillon y Le Pen han "decidido atacar deliberadamente el Estado de derecho" y criticar los procesos judiciales de los que son objeto por haber atribuido supuestos empleos ficticios.

Los dos van a mantener sus candidaturas en caso de ser imputados, pero la polémica le ha hecho perder al primero respaldo en las encuestas y cada vez más aliados, que le reprochan no poder centrar todas sus energías en la campaña y no cumplir su palabra de retirarse de la carrera al Elíseo.

"La indecencia y los privilegios han durado demasiado (...). Queremos gobernantes responsables", dijo Macron, que propone una gran ley de "moralización de la vida pública", en la que se incluya la prohibición de que los cargos públicos contraten a familiares.

A nivel europeo, abogó por "una verdadera política de impulso", aunque reconoció que la Europa de dos velocidades "es una realidad y hay que asumirla", y señaló su intención de no "dar lecciones morales a Alemania" en el refuerzo del eje franco-alemán.

Macron planteó también un "diálogo exigente" con Rusia, Irán o Turquía, vistos como socios "indispensables para construir la paz en Oriente Medio", y otro sincero y constructivo con EEUU, que prolongue el vínculo "histórico" entre los dos países.

Junto a esas propuestas, otras de corte social, como la prohibición de los móviles en los recintos escolares, la publicación de los nombres de las empresas que no respeten la paridad de género o la intención de que el 50 % de la comida servida en colegios y comedores de empresa llegue a ser ecológica.

Macron, de 39 años, prometió también no tocar la edad de jubilación, reclutar a 10.000 policías y gendarmes adicionales, aplicar de forma estricta el laicismo, luchar contra los acuerdos fiscales entre Estados y multinacionales o una "tolerancia cero" contra los excesos de las fuerzas del orden.

Acompañado por su mujer, Brigitte Trogneux, el candidato aprovechó la ocasión para cargar igualmente contra el proyecto del socialista Benoît Hamon, al que calificó de "derrotista".