Es evidente que el gigantesco desarrollo de China hasta elevarla a segunda potencia mundial, la creación de riqueza en Corea del Sur, Vietnam, Malasia y otros países, el surgimiento en Asia de modernísimas metrópolis que asientan los más altos rascacielos del mundo, la propagación de sociedades urbanas, la constitución de extensas clases medias, la dignificación de las vidas de cientos de millones de personas en las últimas décadas en el mundo se han producido sin la más mínima intervención de las ideas de la socialdemocracia. El mundo occidental ha dejado de ser la única zona de desarrollo y circulación a gran escala de bienes y servicios. Desde luego la socialdemocracia, a diferencia del comunismo, nunca llegó a ser un polo de esperanza para las capas depauperadas del atlas del subdesarrollo (drásticamente reducidas, mal que pese a muchos). Es inevitable concluir que la socialdemocracia ha quedado en endemismo europeo. La geografía del comunismo y el subdesarrollo ha saltado al capitalismo liberal, sin la mínima previsión ni escala en la socialdemocracia.

La descolonización y globalización les ha venido muy bien al resto de los continentes por mucho que a los eurocéntricos, natural epifenómeno del colonialismo, les genere angustia, lloriqueos y victimismo. Lo que era una predicción hace muchos años ya es una realidad: la centralidad o eje de coordenadas del Atlántico ya ha sido reemplazado por el Pacífico. Europa correlativamente se coloca en el extremo del nuevo mapamundi (ya he visto alguno: impacta), avanzando con paso firme a mayor lateralidad, que sabe destino imparable.

Si en lugar de Europa decimos socialdemocracia, la cosa adquiere tintes fúnebres. Un proyecto político y económico que merezca tan unánime desdén y nula apetencia de seguimiento induciría a la reflexión y reanimación constante, buscar fórmulas de recreación, congresos, centros de estudios y debates a escala internacional, pues no. Porque en ética se creen reserva mundial.

Hay un factor para la conservación meritoria del Estado del Bienestar, y es que conservadores, liberales y demócratas cristianos tienen asumidos políticas e ideales de ese Estado. Este no depende de que gobierne la socialdemocracia. ¿O desaparece sin ella? En el caso concreto del PSOE: no vive en el marco global de la economía, ni en Europa, ni siquiera en España, sino que vive en el PP. El "no es no", "no a la derecha..., sus programas"; la falta de cualquier contenido, idea, cuestión objetiva se oculta con la negación absoluta y previa, con un rezo contra el mal apocalíptico. Una indigencia intelectual jamás conocida.