El día 8 de marzo, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios celebró la festividad de su patrono.

La hospitalidad es la marca, el distintivo de los seguidores de Juan de Dios, lo que nos exige una dedicación especial a los enfermos y necesitados.

De este don de la hospitalidad no sólo participan los hermanos, sino también los colaboradores de toda la orden hospitalaria: trabajadores, voluntarios y bienhechores, a los que procuramos comunicar nuestro espíritu en relación a nuestra misión. El don de la hospitalidad al estilo de Juan de Dios se ha irradiado constantemente, incluso a personas que no siempre están animadas por los valores de la fe cristiana. Cada vez somos más conscientes de que el carisma trasciende el ámbito de los hermanos que hemos profesado en la orden hospitalaria, "de tal modo que, identificados con nuestra misión, nuestros colaboradores se sienten animados a hacer lo mismo".

La presencia de los hermanos de San Juan de Dios en Tenerife se remonta al siglo XVII con un pequeño hospital en Garachico, desaparecido con la desamortización de Mendizábal, al igual que muchos otros centros en toda España. A pesar de ello, la orden hospitalaria resurge con nueva vitalidad, respondiendo a las necesidades sanitarias y sociales de cada momento.

En el año 1950, a petición del Excmo. Cabildo de Tenerife, los hermanos vuelven de nuevo con la finalidad apostólica de atender a un colectivo totalmente olvidado, como eran los niños con secuelas poliomielíticas, malformaciones congénitas, parálisis diversas, etc. Fueron años muy difíciles para los hermanos, dado que la clínica San Juan de Dios carecía de subvención alguna y sólo la generosidad del pueblo hizo posible el milagro de poder seguir adelante. Fieles al espíritu de nuestro fundador, adoptamos el ejercicio de la limosna como forma de apostolado, de subsistencia y como un bien que se hace a sí mismo quien la practica. Nuestras obras han vivido de las donaciones generosas de personas que han puesto su confianza en los hermanos y en el servicio que hacían a la persona que sufre. En este punto quiero traer a la memoria de muchos de ustedes la figura entrañable del hermano limosnero, pidiendo de puerta en puerta por la ciudad y los pueblos.

Gracias a las vacunas y otras medidas de prevención, así como a la mejora del nivel de vida, el número de niños afectados por estas enfermedades disminuye, motivo por el cual en la década de los 70 reorientamos nuestra actividad hacia las nuevas necesidades de la sociedad. De esta forma, comenzamos a atender enfermos de medicina interna y cuidados paliativos, cirugía general y traumatología, transformando la clínica infantil en un hospital médico-quirúrgico. Hoy la cartera de servicios que ofrece el hospital San Juan de Dios se ha visto aumentada con creces, nos ha tocado un cambio de época en el que la herencia recibida de Juan de Dios, además de ser acogida con veneración, merece ser traducida en nuevas expresiones, vivida en formas culturales nuevas, sentida con nuevo ardor y compartida con un número importante de laicos. De ahí que en la actualidad los hermanos de San Juan de Dios ofrezcamos a la sociedad y a la Iglesia de Tenerife un centro hospitalario moderno, con grandes avances técnicos y asistenciales, y un centro psicopedagógico donde se atiende a personas adultas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta. En ambos centros tratamos de lograr que todos los profesionales que hacen posible el servicio asistencial se sientan llamados a atender al enfermo, a la persona y a la familia.

La humanización está a la base de las obras de San Juan de Dios y lograr "que nuestros profesionales trabajen por el enfermo y con el enfermo es uno de los principios fundamentales de la orden".

En nuestra sociedad, y por supuesto en el ámbito de nuestros centros, los hermanos de San Juan de Dios estamos llamados a ser hospitalidad. Queremos estar a la altura de los tiempos y responder con nuevo vigor al carisma de la hospitalidad al estilo de Juan de Dios, ofreciendo ámbitos en los que la organización, la profesionalidad, la técnica, la bioética y la humanización se conjuguen y armonicen con actitudes y gestos de acogida, servicio, solidaridad y sanación del sufrimiento físico, moral y espiritual.

*Superior del hospital San Juan de Dios y centro psicopedagógico de Tenerife