Las agencias de viajes siguen aquí. Internet ha traído una auténtica revolución al mundo del turismo -como a tantos otros-, pero estos pequeños negocios continúan en pie y, de hecho, se multiplican por todo el país. Rafael Gallego comenzó su trayectoria al frente de uno de ellos en Arucas hace tres décadas. Ahora, como presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), reclama al sector público y al privado que apuesten por la calidad y la renovación para que no se desinfle el "boom" turístico y encabeza la oposición al proyecto del Gobierno central de restringir las ayudas a los viajes de los residentes en las comunidades insulares.

¿Por qué es tan perjudicial la revisión de la norma que regula las subvenciones en el transporte aéreo de residentes en viajes en grupo?

La primera, por el argumento al que se acoge el Ministerio de Fomento para limitar la ayuda, que es el supuesto fraude. Ya en 2008 las agencias de viajes canarias aportamos todas las pruebas del supuesto mal uso de la bonificación. No entendemos que en este momento, en el que hay una empresa investigada en la Audiencia Nacional, Globalia, se tenga que adoptar una medida que vuelve a convertir a las víctimas en víctimas. Ya se ha detectado dónde está el fraude y qué compañía aérea supuestamente lo comete: vaya usted contra ella y no nos perjudique al resto. En segundo lugar, en nada varían la condición ni los derechos de un canario o un balear cuando viaja con un billete individual o cuando lo hace en grupo. Además, solo el 6% de los viajes de los canarios se hace en grupo, por lo que es absurdo penalizarlos, cuando además muchos de esos viajes los hacen colectivos de economías menos fuertes, desde asociaciones de vecinos hasta mayores o clubes deportivos o colectivos culturales. Pero esta restricción también se aplica a empresas, y sabemos lo necesaria que es para ellas la conexión con la Península. Canarias depende mucho de su transporte aéreo para el turismo y el mercado peninsular. Corremos el riesgo de que, si caen mucho estos viajes, las aerolíneas no encuentren rentables estos vuelos y se pierda parte de esa conectividad.

Entiendo que, a su juicio, ese fraude ya no existe.

No debería darse. Entendemos que si hay que aplicar herramientas para controlar el fraude hay que hacerlo sobre el defraudador, no sobre los que han sido un instrumento, que son los ciudadanos que viajan.

¿Qué propuestas han trasladado al Ministerio de Fomento?

Hemos propuesto crear una comisión con presencia de compañías aéreas, el propio Ministerio, agentes de viaje y los GDS (sistemas de distribución y reservas). También hemos pedido que se aplace la entrada en vigor de la nueva normativa y dar un periodo para que este equipo de trabajo haga un seguimiento, compruebe si funciona esta herramienta y evite perjudicar a los ciudadanos de Canarias y Baleares. No nos han confirmado que se vaya a aplazar, pero nos han dicho que estudiarán al menos el importe de la bonificación máxima. Pero nuestra lucha no se centra en que se eleve ese importe, sino en que se elimine su entrada en vigor.

¿Qué tiene que pasar para que baje el precio de los billetes entre Canarias y la Península?

Que entren más operadores aéreos. A veces tenemos la sensación de que, como los billetes para residentes están bonificados en un 50%, las tarifas podrían ser más baratas. Pero mucho más barato es difícil que puedan ser. El problema que se nos plantea en Canarias es cuando tenemos que viajar en los momentos álgidos -Semana Santa, Navidad, verano, puentes...-, fechas en los que nos sale más caro, pero eso pasa también con otros servicios turísticos, como los hoteles. Es muy difícil cuadrar cuál sería el precio exacto de un billete entre Canarias y la Península, fuera de lo que son más bonificaciones. Pero está claro que por más bonificaciones no se va a pasar. En el Congreso de los Diputados se ha paralizado la posibilidad de establecer una tarifa plana para los vuelos entre islas en Baleares argumentando el incremento del coste para las arcas del Estado.

¿Qué efectos tendría una tarifa plana para el transporte aéreo de residentes?

Si desde el primer momento se hubiera perseguido el fraude, habría dinero, no sé si para una tarifa plana, pero sí para bonificar más los billetes en función de las necesidades. No es lo mismo la situación que viven los ciudadanos de El Hierro o La Gomera ni la de quienes tienen que viajar por salud o por estudios. Una tarifa plana es muy difícil. Puede pasar que, si no está bonificada o lo está poco, no sea rentable para las compañías aéreas y estas dejen de volar o reduzcan los vuelos, con lo que todos saldríamos perjudicados. Hay otras medidas. Durante muchos años se ha perdido mucho dinero con el que se podría haber financiado las rutas con mala comunicación que hay en el Archipiélago.

¿La rebaja de las tasas aéreas puede contribuir a rebajar los precios de los billetes?

Debería. Desde el día siguiente que apareció publicada, desde CEAV hicimos una reclamación a las compañías aéreas para que ese descuento se viese reflejado en los precios de los billetes. Ahora depende de cada aerolínea.

Thomas Cook ha amagado con desviar clientela de Canarias a otros destinos por el encarecimiento de los hoteles. ¿Ha tenido algún efecto esa noticia sobre los clientes de las agencias?

En principio no se ha notado. También es cierto que vivimos circunstancias muy especiales. Destinos que compiten con Canarias, sobre todo en verano, se están recuperando. Pero no se está notando ese desvío y creemos que no se va a notar. Ha habido otras noticias, como el hecho de que el presidente de Turquía llamase nazi al Gobierno alemán, que están dentro de las causas que provocan que haya desvíos de turistas alemanes hacia nuestra comunidad. Hace unos tres o cuatro años se vivió cierta germanofobia en las calles de Grecia a cuenta del rescate y eso se reflejó en una caída del 30% de los turistas que iban a ese país y en un desvío hacia otros mercados, entre ellos Canarias.

¿Cómo se presenta el verano desde el punto de vista turístico?

En principio se mantiene el número de vuelos e incluso hay rutas nuevas, lo que nos hace pensar que si se mantiene la situación de nuestra comunidad, y por ende la del resto del país, se superarán las cifras de 2016.

El mercado nacional se recupera poco a poco tras la caída que sufrió en los peores momentos de la crisis. ¿Cómo evolucionará?

El mercado nacional se ha ido recuperando, pero el problema que nos encontramos en verano de 2016 fue, precisamente, el precio de los hoteles. Había una alta contratación por los mercados tradicionales europeos. Se encontraban pocas camas y las que encontrábamos eran muy caras, a lo que había que sumar las tarifas aéreas. Irse durante ocho días a la República Dominicana era más barato que viajar a Canarias. Podría haber mayor recuperación del mercado nacional si tuviésemos más camas.

¿Y puede crecer Canarias en oferta hotelera?

Ahí donde caben, están autorizadas y no supongan destruir más áreas naturales, se debería crecer. Pero sobre todo hay que empezar a pensar en elevar la calidad de las camas, pasar a hoteles de cuatro estrellas. Es lo que demanda el mercado nacional y el europeo. ¿Construir nuevos establecimientos? Todo va en función de la situación de la región, donde hay poco que construir. Lo que sí hay que hacer es reconstruir.

¿Ha hecho suficiente esfuerzo el sector hotelero para renovar?

Se está viendo muy poco. Se hace algo, pero no al ritmo que demanda el mercado. El crecimiento de los últimos años responde a situaciones coyunturales de nuestros mercados competidores. Todo apunta, porque ya ha pasado, a que cuando estos destinos se recuperen, nos vamos a encontrar con cifras anteriores a estos años. De hecho, ya se están recuperando, y en la ITB de Berlín se ha visto una estrategia de precios en la que nosotros no debemos entrar. Tenemos que trabajar para que cuando venga esa situación nos sigan visitando porque ha aumentado la calidad de nuestro destino.

¿Se ha dormido en los laureles el sector hotelero, acunado por la bonanza de estos años?

Categóricamente, sí. Hace cinco o seis años, cuando no teníamos esta bonanza, se pedían ayudas al Gobierno de Canarias para renovar establecimientos. Ojo, no son solo los establecimientos privados los que deben renovarse, sino también las zonas turísticas que están a su alrededor, que se han ido quedando obsoletas. Los destinos que compiten con nosotros lo hacen primero con el precio, pero el visitante también se encuentra con unas zonas turísticas nuevas y con mejores infraestructuras que las de Canarias.

Vuelve a debatirse en Canarias sobre una ecotasa o tasa turística. ¿Qué ventajas e inconvenientes tendría esta medida?

En Cataluña es una tasa turística de la que Barcelona recoge el 60%. Es una ciudad que tiene turismo de congresos, convenciones y clientes cautivos. Esa tasa influirá poco. Además, se destina el 100% a todo lo que tiene que ver directamente con el turismo. Otra cosa es lo de Baleares. Allí no es finalista. Baleares compite con otros destinos de sol y playa, como Canarias. Ahora, como otros destinos están más débiles, la gente la pagaría porque no tendría otro remedio, pero cuando esos destinos se recuperen podríamos encarecernos y la tasa tendría un efecto disuasorio. Además, se crea una estructura en función de la tasa, y el día que no tengamos esa tasa vamos a tener que sostenerla con otros fondos. Hay que ser muy cautos. Se argumenta que en París o Roma se cobra, pero para ver la torre Eiffel y el Coliseo hay que ir a París y Roma. Pagas porque tienes que pagar. No son las circunstancias de nuestro destino, que en un 90% depende del turismo vacacional.

¿Qué opina CEAV sobre la regulación del alquiler vacacional en Canarias?

Es fundamental. Se habla de la competencia desleal del alquiler vacacional desde hace muchísimos años. Hace siete u ocho se cifraban las camas ilegales en más de 50.000, complejos de apartamentos que se salieron del turismo e iban directamente al alquiler vacacional. Internet ha hecho que se multiplique. Hay que regularlo y perseguir al infractor. Es pernicioso para el destino por varias razones; primero, porque genera economía sumergida; segundo, porque obliga a la oferta reglada a bajar los precios para competir y sobrevivir; tercero, porque cuando alguien contrata una oferta ilegal no sabe que lo es, y su percepción sobre ella influye en su visión del destino en su conjunto.

La polémica se centra sobre todo en si se permite la actividad en las zonas turísticas.

Si es reglada, debe permitirse. Esto ha venido para quedarse, como vinieron en su momento otras ofertas turísticas, y no lo para nadie. No se pueden poner puertas al campo, pero sí crear unas reglas y condiciones. Es inevitable convivir con este tipo de competencia. Kike Sarasola ha creado la plataforma BeMate, cogiendo en el entorno de sus hoteles estos alquileres, evidentemente reglados, e incorporándolos a su oferta. Tarde o temprano los hoteleros harán lo mismo. Es imposible prohibirlo. Hay que permitir que se legalice e ir contra el ilegal.