El calor de la semana pasada hizo estragos en el edificio. Las altas temperaturas provocaron que las planchas de poliuretano que la presidenta había colocado para evitar el ruido exterior se despegaran de la pared, con lo que volvimos a recuperar la sonoridad. Lo malo fue que junto a las planchas también debió desprenderse algo más, porque de no oír nada pasamos a escuchar todo lo de todos. Úrsula fue quien se dio cuenta y el jueves nos contó, desesperada, que no había podido dormir en toda la noche por culpa de la presidenta.

-Ya sabía yo que doña Monsi roncaba como un cerdo -comentó Carmela, con ganas de echarse encima el cubo de agua con el que estaba limpiando para aplacar el calor sofocante.

-¿Pero quién ha hablado de roncar? -se extrañó Úrsula.

-¿Entonces, es que habla dormida?

-Habla ella y habla él -se quejó.

-¿Él? -gritó Carmela, que terminó derramándose el cubo encima de la impresión que le causó enterarse de que doña Monsi dormía con alguien.

Antes de que corriera el rumor como la pólvora, Úrsula nos explicó que la noche anterior había escuchado desde su cama, y con todo lujo de detalles a la presidenta "con alguien del sexo masculino".

Madre del amor hermoso. No me lo puedo creer. La mosquita muerta. ¿Y solo hablaban o...? -preguntó la Padilla, con la cara que pone cuando come algo que le repugna.

Hay que averiguar quién es el individuo -comentó Carmela, que olía a una mezcla de Channel nº5 con un toque de lejía.

-¿Para qué quieres saberlo?- cuestionó Úrsula.

-Curiosidad -se justificó.

-Morbo -dijo la Padilla.

Al final, no sé si por curiosidad, si por rescatar al supuesto amante de las zarpas de la presidenta o simplemente por fastidiarla, esa misma noche Carmela y la Padilla decidieron quedarse a dormir en el piso de Úrsula para poder escuchar a la "parejita" y así averiguar quién era el amante de la presidenta.

Úrsula les dijo que su cama era el mejor lugar para escuchar porque la pared de las habitaciones daban una con la otra, así que, sin dudarlo, las tres mujeres decidieron acostarse juntas y apagar la luz a la espera de que empezara el espectáculo.

-Yo no oigo nada y se me ha dormido el brazo izquierdo -susurró Carmela después de media hora en la misma postura encajada entre sus vecinas.

-Estarán cenando -le tranquilizó Úrsula.

-¿Hace calor o esta habitación es un horno? -preguntó la Padilla abanicándose con la sábana.

-¡Se quieren callar ya! Nos van a descubrir. Menudo equipo de investigación -se quejó Úrsula.

Después de cuarenta minutos más de espera infructuosa, las tres mujeres escucharon ruido en la vivienda de al lado.

- Ahí, están. Que nadie se mueva. Ha llegado la hora -dijo Úrsula, como si hubiera posibilidad de no salir con vida de allí si las descubrían, con lo que la Padilla aguantó la respiración para no mover ni la barriga.

-Si la cosa sube de tono, necesito que me dejen sacar los brazos para taparme los oídos -suplicó Carmela.

En menos de dos minutos, empezaron las risas y las fiestas en la habitación de al lado.

-¿Lo ven? Ella se está poniendo melosita -dijo Úrsula en voz baja-. Le está diciendo que le ama con todo su cuerpo.

-No, por favor -imploró Carmela pensando en el diminuto cuerpecito informe de doña Monsi.

-Eh, un momento... -interrumpió la Padilla-. Esa no es la voz de doña Monsi.

-Calla, ahora es él quien habla -se enfadó Úrsula.

La Padilla insistió.

-Que esos no son doña Monsi ni su amante. Son Luis Armando y Estrella del Cielo, los protagonistas de la maldita telenovela que echan de madrugada.

Aquella revelación provocó que el sudor en que estaban sumidas las mujeres se helara de repente. Carmela empezó a tiritar y Úrsula terminó reconociendo que tenía problemas de oído y le pidió disculpas a sus vecinas, que se marcharon sin decir palabra.

Al día siguiente, me encontré en el portal a María Victoria, que me contó, en plan secreto, que las había visto de madrugada subir las escaleras, empapadas en sudor, y que estaba segura de que las tres mujeres tenían un lío amoroso entre ellas.

Yo le dije que no, que lo más seguro es que habían quedado para ver la telenovela, que se estaba poniendo interesante.

@IrmaCervino

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