Montserrat Camarasa de la Gándara, Montse o Mon. Así se llama la única mujer operaria de planta que trabaja en la estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) que gestiona Emmasa, empresa en la que presta servicios desde hace ya 17 años y en la que se dedica a todo tipo de labores de mantenimiento, trabajos de mecánica, toma de muestras o reparaciones. En definitiva, se ocupa de que todo funcione a la perfección en una instalación estratégica en el municipio, en la que nada puede fallar.

Su especialidad, como ella misma dice, "es solucionar problemas, buscar alternativas, ser resolutiva". "Cuando algo se estropea en la planta, cuando hay alguna dificultad, es fundamental saber qué decisiones se deben tomar y hay que hacerlo ágilmente, con capacidad de reacción y tirando de recursos propios durante turnos de trabajo de mañana, tarde o noche", señala.

Estudió electricidad durante cinco años al final de la década de los ochenta. Cuenta que en su clase ella y otra chica eran las únicas mujeres, aunque solo Montse terminó su formación y lo hizo, además, embarazada. En una época en la que era excepcional encontrar mujeres no ya en la formación profesional, sino en especialidades formativas más técnicas, como la de electricidad, afirma no haberse sentido diferente al resto de sus compañeros por el hecho de ser mujer y estar en absoluta minoría, fundamentalmente, porque ni ellos ni sus profesores la hicieron sentir que ella era distinta o menos capaz. "Quizás sí me tenían más protegida, especialmente en mi último año, que lo cursé ya embarazada", pero normalidad es la palabra con la que ella resume su periodo formativo y ahora su ya larga etapa laboral.

En su entorno de trabajo asegura sentirse muy cómoda pese a ser la única mujer en toda la instalación y solo tiene buenas palabras para sus compañeros. "Es verdad que cuando viene alguien de fuera a la estación depuradora preguntando por el operario de planta y le dicen que se llama Mon, esperan que aparezca un hombre. Cuando me ven a mí, se quedan un poco descolocados, pero no tengo ninguna dificultad añadida por el hecho de ser mujer y tampoco las tengo con mis compañeros ni con mis jefes", explica.

A Montse le gustaría que hubiera más mujeres trabajando en puestos que, tradicionalmente y aún hoy en día, ocupan hombres y cree que para conseguirlo se debería empezar por la educación. "A muchas mujeres ni siquiera se les plantea que pueden desempeñar trabajos como electricista, fontanera u operadora de grúa, por ejemplo, y quizás por eso existe poco interés por aprender y llevar a cabo esos oficios o esas profesiones. En mi caso, mi padre trabajaba en una compañía telefónica y desde pequeña me gustaba observar su trabajo y ayudarlo. Cuando me planteé iniciar los estudios de electricidad, nadie en mi casa me sugirió que me dedicara a otra cosa, también porque yo tenía muy claro que no quería hacer un trabajo administrativo".