El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, discutirá hoy con el Gobierno chino una nueva estrategia para lidiar con Corea del Norte, en la que es la primera visita al país asiático que realiza un miembro del Gabinete Trump.

Tillerson llegó este sábado en Pekín proveniente de Corea del Sur y Japón, donde enfatizó la necesidad de cambiar el enfoque de Washington respecto a Pyongyang y aseguró que todas las "opciones están abiertas".

El jefe de la diplomacia estadounidense se reunirá con su homólogo chino, Wang Yi, y con el consejero de Estado Yang Jiechi, arquitecto de la política exterior del régimen chino, en la residencia para líderes extranjeros de Diayoutai, en el oeste de la capital pequinesa.

Mañana culminará su visita con un encuentro con el presidente Xi Jinping y de momento se desconoce si dará alguna declaración a la prensa, como sí hizo en sus paradas en Seúl y Tokio, donde ofreció dos comparecencias, si bien en tan sólo una de ellas se permitieron preguntas de los periodistas.

En sus otras escalas de esta gira asiática, el secretario de Estado abogó por un nuevo plan para hacer frente a los avances norcoreanos tras sus últimos ensayos pero no ofreció detalles.

Tillerson, destacó, no obstante, que buscará implicar a China en esa nueva aproximación e intentará que el gigante asiático, el único aliado con el que aún cuenta Corea del Norte en el mundo, aumente su presión sobre Pyongyang para que abandone su programa nuclear.

A través de una portavoz del ministerio de Exteriores, China se mostró ayer abierta a dialogar sobre un nuevo plan, siempre que éste conduzca a reducir la tensión y a la desnuclearización de la península.

No obstante, Pekín insiste en la propuesta presentada por su canciller a principios de este mes, que se basa en la suspensión de las maniobras militares entre EEUU y Corea del Sur en la zona a cambio de que Pyongyang deje de realizar pruebas armamentísticas.

Se espera que en las reuniones China saque a relucir el escudo antimisiles estadounidense THAAD, que ha empezado a instalarse en suelo surcoreano como arma de defensa contra el Norte y a pesar de la firme oposición de Pekín, que lo considera una amenaza a su seguridad.

Las diferencias entre las grandes potencias estarán presentes en los encuentros entre Tillerson y los líderes chinos, aunque también la necesidad de ultimar el esperado encuentro entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump.

El Ministerio de Exteriores ha confirmado que se está trabajando para que ese "cara a cara" se produzca en una fecha temprana y analistas locales consultados consideran que es la única forma para acercar posturas, después de las duras y numerosas críticas vertidas por Trump contra Pekín.