El problema más grave en que se encuentra el Estado español es el de la pretensión secesionista, independentista, de una parte de los políticos catalanes que en su calenturienta disposición arrastran a parte de la sociedad catalana de toda condición. Todo ello no deja de ser un intento de golpe de Estado. Y el Estado habrá de evitarlo con todos los argumentos que la Constitución confiere a los organismos que han de hacerlo.

Recientemente veíamos en televisión unas imágenes de aquel Pleno de la Generalitat (cuando se estaba tramitando la reforma del Estatut) en que don Pascual Maragall le lanzaba a don Artur Más lo del 3% y este le replicaba que, si no retiraba la acusación, la reforma del Estatut se iba a hacer puñetas. Y el Sr. Maragall lo retiró. Era una más de la indecente actividad política, del chantaje. Pasado el tiempo, el 3% y más, ha tomado presencia en los "banquillos". Y vemos cómo se ha depreciado el título de "honorable president".

Lo que está ocurriendo me ha llevado a releer la entrevista que, corriendo el año 1986, le hacía la revista Tiempo a quien sí fue muy honorable president de la Generalitat, Sr. Tarradellas. Y me permito transcribir unos párrafos.

El honorable Sr. Tarradellas había vuelto a la Generalitat, que siempre defendió y protegió, en tanto que institución, desde el exilio. Y bien a su pesar, los parlamentarios catalanes en las Cortes elaboraron el Estatut. Y decía: "Ahora tenemos un estatuto que periódicamente todos critican, menos yo, porque a mí me parece que, pese a sus defectos, es lo único que tenemos y de él hemos de partir si de verdad se quiere avanzar. Pero sin olvidar nunca que cuanta mayor libertad se quiera o se tiene, tanto mayor es la responsabilidad que se contrae. La política es lo más difícil de este mundo y nunca se puede pensar que uno lo sabe todo. Hay que ir por ella con mucha humildad".

Decía también: "Yo me he pasado la vida predicando que Cataluña necesita una política de unidad y que no se debe intervenir en los problemas internos de los partidos españoles. Este es mi programa catalanista y no creo que pueda existir otro. Es decir, los demás o bien son claramente independentistas -lo que me parece una utopía- o bien son victimistas -lo que me parece injusto, porque Cataluña no puede insistir siempre en el mismo tono reivindicativo (...), deberíamos ser más cautos y más rigurosos con nosotros mismos y no dar la impresión de que todo va mal por culpa de los demás. A lo mejor nosotros también hacemos mal alguna cosa". La entrevista mostraba sabias palabras y una vida llena de integridad y dignidad.