No sé si recuerdan aquella famosa pregunta que alguna vez nos hicieron de pequeños: "¿A quién quieres más: a tu padre o a tu madre?". Y uno se quedaba que no sabía qué decir o respondía eso de "a los dos igual".

Debe de ser que seguimos siendo niños, porque hay gente que nos sigue haciendo esa misma pregunta. ¿De quién es la responsabilidad de arreglar los problemas de las colas de Tenerife? ¿Del Gobierno del Estado en el convenio de carreteras? ¿Del Gobierno de Canarias? ¿Del Cabildo?

Hace un tiempo, el Cabildo de Tenerife dio un paso al frente para arreglar una demanda histórica del Sur de Tenerife: la creación de un hospital que atendiera a la gran población de esta zona de nuestra Isla. Los servicios de Salud pública son una responsabilidad de la Administración central, es decir, del Gobierno peninsular, transferida a las Comunidades Autónomas. Al Cabildo no le toca, en teoría y en la práctica jurídica, ninguna responsabilidad en esa materia.

Pero éramos conscientes de las necesidades de nuestra gente. De la demanda que venía produciéndose desde hacía mucho tiempo para tener servicios de salud próximos a los ciudadanos. Y nos decidimos a hacer que las cosas sucedieran. Pusimos veintisiete millones de euros de los fondos de la corporación insular para que el Hospital fuera una realidad. Cuando eso ocurrió, cuando entregamos al Servicio Canario de Salud un edificio, cuando invertimos en las obras necesarias, a nadie se le ocurrió decir que el Cabildo se estaba cargando con una inversión que no le correspondía, que estábamos asumiendo una responsabilidad ajena y que jurídicamente era imposible que con dinero insular se financiara una inversión autonómica. Nadie dijo nada. Porque se trataba de resolver un problema y dar solución a un atasco que perjudicaba a nuestros ciudadanos.

En el caso de las carreteras de Tenerife no es así. Es un tema que se ha "politizado" en el peor sentido de la palabra. Cada día miles de tinerfeños salen a las cinco de la mañana para intentar evitar las horas perdidas en interminables atascos en las dos principales arterias de comunicación del Norte y del Sur. Cada día que tardemos en empezar las obras para solucionar el problema es un día más de sufrimiento e incomodidad para nuestros ciudadanos. Y cada día que ganemos es un día menos.

El volumen de la inversión que necesitan las obras de carreteras en Tenerife es imposible que se asuma por una sola administración. El cierre del anillo insular, el tercer carril de la autopista del Sur o el carril bus-vao de la autopista del Norte, entre otras actuaciones, suponen tal nivel de inversión -en torno a los 800 millones- que si nos ponemos a esperar por el convenio de carreteras nos van a dar las uvas. Eso no podemos consentirlo. Ni lo vamos a hacer.

Los mismos que se callaron cuando invertimos en el Hospital del Sur, materia de competencia autonómica, gritan ahora escandalizados por que un Cabildo asuma inversiones en una materia regional que corresponde al Gobierno de Canarias. ¿Qué quieren? ¿Que el problema siga existiendo años y años? ¿Que no empecemos cuanto antes a resolver la situación?

Los tinerfeños quieren que se cierre cuanto antes el anillo insular. Tienen el derecho a que se haga bien y cuanto antes. En juego está no sólo una mejora en la calidad de vida y la seguridad de la gente, sino que al facilitar la movilidad se permite un desarrollo económico adecuado a todas las comarcas y municipios sin excepción. Una obra de estas características no puede esperar. El Cabildo de Tenerife se encargará de cofinanciar, licitar y ejecutar el cierre de la carretera del anillo insular, correspondiendo al Gobierno de Canarias, con sus competencias en las infraestructuras de interés regional, la dirección y supervisión de la obra. Hemos trabajado mucho para dar con una fórmula que arregle una situación que los tinerfeños están sufriendo. Vamos a trabajar aun más duro para que en el menor plazo de tiempo contemos con el convenio que defina los términos legales del acuerdo alcanzado.

Se ha abierto una etapa diferente. Superadas tensiones y polémicas que impidieron dar pasos al frente durante meses, se abre un periodo en el que desde el consenso y la serenidad institucional que hace falta caminamos hacia la solución. En este sentido, confío en que antes de final de año podamos licitar una obra imprescindible para el bienestar de los ciudadanos y también para la economía de los distintos municipios de la Isla.

¿De quién es la competencia? ¿Del Cabildo o del Gobierno de Canarias? Pues como decíamos de niños: de los dos por igual, De todos. Porque ser competente es ponerse al servicio de los ciudadanos para arreglar sus problemas. Lo contrario es pura incompetencia. El Cabildo de Tenerife ha dado un nuevo paso al frente para hacer que las cosas sucedan; para resolver un problema de los tinerfeños. ¿Supone un esfuerzo financiero y un sacrificio? Por supuesto. Pero estamos dispuestos a hacerlo para acabar con los atascos y modernizar las carreteras de Tenerife. Eso es lo verdaderamente importante.

*Presidente del Cabildo de Tenerife