La Gomera celebra con diferentes actos, como las Jornadas Descubriendo a Colón, el 525 aniversario de la partida del almirante de la Isla el 6 de Septiembre de 1492 para el Descubrimiento de América, una efeméride idóneo para recordar esos lugares de interés histórico-arquitectónico en cuyas piedras quedó la huella de Colón.

Nuestra ruta del recuerdo parte del puerto de San Sebastián, al que Colón llegó el 3 de Agosto de 1492, tras haber partido desde el puerto de Palos, en Huelva. Con sus tres navíos, se marcó el objetivo de llegar a las Indias utilizando una novedosa ruta que circunvalara un mar temido, pero que no era otro que el océano Atlántico.

En aquellos tiempos, la capital de La Gomera, San Sebastián, era conocida por algunos navegantes como Villa de Palmas por el extenso palmeral que daba la bienvenida a todos los que llegaban a la Isla.

La bahía gomera estaba considerada la mejor de todas las islas y, además, era el puerto más seguro, de lo que Cristóbal Colón era conocedor. Durante siglos, como se ha escrito, "esta rada perfecta enmarcada por la Punta de la Hila y los primeros riscos de Los Garañones, fue uno de los mejores puertos naturales del mundo, pieza codiciada por las grandes potencias con intereses a ambos lados del Atlántico". Unos dicen que Colón conoció este puerto por los encantos de Beatriz de Bobadilla y otros por personas conocedoras del lugar, pero lo cierto es que el puerto de la villa es un refugio ideal para cualquier embarcación.

Siguiendo el recorrido por San Sebastián, se llega a otra importante huella del Almirante como es la llamada Casa Colón, vivienda del siglo XVII donde hasta el propio Cabildo afirma que pernoctó Cristóbal Colón durante su estancia en La Gomera. Añade que la ubicación de la casa debió coincidir en su momento con los límites del pueblo, y destaca de entre el conjunto de casas que posee la Villa, pertenecientes al siglo XVII, por el tratamiento más rústico y su sencillez.

La casa actual no fue la que vio Colón, ya que su construcción es posterior, si bien mantiene el solar donde estuvo la originaria, a la que tradicionalmente se ha atribuido el rol de residencia del Almirante en una estancia liminar, que se ha fijado entre 1477 y 1485, dentro de sus periplos portugueses.

Sobre el tan comentado aspecto sentimental que hubo entre Colón y Beatriz de Bobadilla, Alejandro Zabaleta, en "laprovincia.es. Diario de Las Palmas", dice que contó con la importante ayuda logística de Beatriz, a la sazón gobernadora de la Isla en nombre de su hijo menor, Guillén. De Bobadilla se implicó, y mucho, en el apoyo a la escuadra colombina. La magnífica acogida que les propició la señora en el segundo de estos trayectos es recogida en una carta-relación de Michele de Cuneo que ha desatado todas las especulaciones. "Sería demasiado largo, si le dijera todos los triunfos, los tiros de bombarda y los fuegos artificiales que hemos hecho en aquel lugar. Todo ello se hizo por causa de la señora del dicho lugar, de la cual nuestro señor almirante estuvo encendido de amor en otros tiempos". Por ello, Colón también habría estado en la Torre del Conde.

Otra huella es uno de los elementos patrimoniales y turísticos más importantes de San Sebastián de La Gomera como la llamada Casa de la Aguada, o Casa de la Aduana, cuyas paredes son testigos de la leyenda de que Cristóbal Colón se aprovisionó en su pozo del agua con la que hizo la primera travesía a América.

La casa recibe a diario la visita de cientos de turistas que llegan a la capital de La Gomera y se hacen fotos junto al pozo en el que hay un cartel que dice: "Con esta agua se bautizó América. Año. 1492." Aunque no está demostrado del todo, ya que Gaspar Fructuoso, como recoge el profesor e investigador Alberto Darias Príncipe, dice: "Más hacia la playa (venía de describir la torre y su entorno) hay un pozo que es el único de agua salobre que hay en toda la Isla del cual se proveen todos los navegantes".

El edificio ostenta el máximo grado de preservación dentro del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de San Sebastián de La Gomera. Está catalogado como monumento histórico en el Registro de la Dirección General de Bellas Artes y en el Archivo del Ministerio de Cultura.

La última huella sería la iglesia de la Asunción, un verdadero museo de arte sacro donde, según la tradición, rezó Colón. Bien es cierto que el almirante conoció la primitiva ermita erigida en el mismo lugar, pero es tal el valor histórico de sus muros que el recuerdo colombino sigue intacto en sus paredes.

Esculturas de los siglos XVI, XVII y XVIII conviven con importantes pinturas y retablos y donde, si nos acercamos a la capilla de la virgen del Pilar, descubriremos un fresco que nos cuenta la historia del ataque pirata del inglés Charles Windham a San Sebastián en 1743.