Andamos siempre en esta región mirándonos el ombligo, peleando por las migajas y dándonos lustre en vano sobre glorias absurdas que en la práctica no significan nada. Ahora andan los medios grancanarios pendientes del retroceso económico de su isla respecto de Tenerife, un retroceso que es real desde hace pocos años -aunque el presidente Morales lo niegue- pero que es mínimo, y responde a factores demográficos: la población de Tenerife ha crecido levemente por encima de la de Gran Canaria, mientras en las islas periféricas se produce justo lo contrario: Fuerteventura y Lanzarote han aumentado población frente a las islas menores de la provincia occidental, algo que ocurre sobre todo como consecuencia del turismo. Donde hay turismo, hay actividad económica y más gente.

Al presidente Morales debe parecerle que estar por detrás de Tenerife es deshonroso, y desmiente categóricamente un informe reciente del Círculo de Empresarios grancanarios, calificándolo de sesgado. Detrás de todo este asunto subyace el pulso creciente entre el Cabildo de Gran Canaria y sus empresarios a cuenta de lo que consideran constantes frenos al desarrollo de la isla por parte de la administración de Morales. No hay tal, aunque sí gestos erróneos, como su rechazo ya antiguo a la implantación del gas y la poca sensibilidad del Cabildo con las preocupaciones empresariales. Morales niega la mayor: sostiene que Gran Canaria es la isla que más contribuye a la economía del Archipiélago y la que menos recibe, y exige al Gobierno que haga públicos todos los datos del desequilibrio insular y que cambie esa situación.

Sinceramente, no entiendo que un hombre de izquierdas utilice el argumentario del reparto como los independentistas catalanes. Pero, en realidad, estamos ante un debate tan rancio como ridículo: las de Gran Canaria y Tenerife son dos economías con diferencias sectoriales, pero prácticamente igualadas. Morales reconoce desfases en Turismo, que atribuye a una legislación que no permite los hoteles de cuatro estrellas, aunque afirma que el crecimiento en el sector es mayor en Gran Canaria que en Tenerife, en número de turistas y en gasto por turista en destino. Pero explicar el empuje turístico tinerfeño como fruto de las leyes es una memez absoluta. Lo que ocurre es que la oferta turística tinerfeña -como la de Fuerteventura y Lanzarote- es más moderna. Y no porque en Tenerife se hagan las cosas mejor, sino porque se empezó más tarde, con criterios más enfocados hacia el turismo de hotel y no el de apartamentos. Pero Morales no quiere dar su brazo a torcer: recuerda el liderazgo (indudable) del puerto de Las Palmas, o el mayor número de afiliados a la Seguridad Social en Gran Canaria: 50.000 afiliados más a la Seguridad Social en su isla que en Tenerife, nos dice. Y no dice la verdad: el total de afiliaciones a la Seguridad Social, tanto en el régimen general ordinario como en el total de afiliaciones, es favorable a Tenerife. En el cuarto trimestre de 2016, último dato publicado por el Istac, Gran Canaria tenía 311.587 afiliados y Tenerife, 323.861. Eso no significa gran cosa, pero si para Morales es importante, debe saber que se equivoca: los datos que él maneja se refieren a la provincia. Y ahí sí tenemos datos más actuales, del último día de febrero de 2017, porque la Seguridad Social (datos provinciales) es más rápida que el Istac (datos insulares). Los 48.000 afiliados más son del total de la provincia de Las Palmas frente a la de Santa Cruz de Tenerife. Son los trabajadores de Lanzarote y Fuerteventura, que el provincial Morales se apunta a la zorruna como suyos.

En fin..., ocupémonos de cosas más serias. El pleito nunca nos ha llevado precisamente muy lejos.