El año pasado no pudo ser y los costaleros del Cristo de la Sentencia se tuvieron que conformar, por las inclemencias meteorológicas, con mover el paso dentro de la iglesia -un "retranqueo", en el argot que ellos utilizan-. Ayer, en cambio, la tarde se puso de su parte y permitió que pudiesen desfilar sin contratiempos por las calles del casco histórico lagunero.

Desde 2004, cuando salió por primera vez la actual talla del Cristo, obra del sevillano Jaime Babío, la procesión de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Amargura se ha caracterizado en cierta medida por la forma de llevar el referido trono y las denominadas "levantadas". Este domingo no fue una excepción. Detrás del Cristo -y en ese caso a ruedas-, la Virgen de la Amargura, la otra imagen de esta hermandad.

Según los datos de la Junta de Hermandades y Cofradías, el colectivo cuenta con historia. Su fundación, en 1961, está ligada a la Fábrica de Tabacos Álvaro, donde trabajaban sus primeros cofrades. Concretamente nació en la iglesia de San Agustín por iniciativa de los hermanos Álvaro y Enrique González, aunque pronto se estableció en el monasterio de Las Claras. La escultura de la Sentencia que hoy se utiliza sustituyó a otra de 1961 del imaginero Ezequiel de León y que sigue estando expuesta al culto.

Si la Sentencia y la Amargura salieron de la parroquia de La Concepción, y realizaron estación de penitencia en la Catedral, el otro desfile partió de la iglesia de San Juan Bautista. Está protagonista en este caso por el paso de las Caídas, profundamente ligado a ese barrio lagunero. Su cofradía estuvo compuesta inicialmente por unos 40 cofrades y acompaña a esta representación de la Pasión desde 1958. Aunque primero procesionaba el Jueves Santo, pasó después a hacerlo el Domingo de Ramos, cuando une su parroquia con la Catedral, como ayer, donde permanecerá hasta la Magna del Viernes Santo.