Por macabro que parezca, se están poniendo de moda los servicios de enterramiento en la red. Hoy, si se contratan estas tareas a alguna empresa especializada, todos los contactos de todas las redes en las que el difunto se encuentre recibirán un mensaje que les dará la tétrica noticia. Pero no sólo eso, además se ofertan todo tipo de menesteres que van desde un libro con toda la vida que el muerto haya tenido en cada una de las redes, un vídeo de su adiós en las mismas y hasta se pueden ver "online" las pompas fúnebres del finado. Y de esto a contratar plañideras va un paso. Más de una vez nos hemos encontrado con la incertidumbre de qué hacer cuando alguien que se nos muere deja, por ejemplo, una cuenta activa. Y esto, que es un dilema y un lío mayúsculo, ya tiene quién lo gestione.

Primero nos tenemos que preguntar qué queremos hacer con las cuentas activas; podemos dejarlas así, sin más, pero debiéramos saber qué puede pasar entonces: hasta cuándo estarán ahí y quiénes pueden hacer qué con ese perfil. Por el contrario, para dar de baja una cuenta de la que no tenemos las claves, tenemos que meternos en un papeleo morrocotudo. Pero, tranquilo amigo, para los servicios funerarios también ha llegado la era digital. Ya se está implementando todo un abanico de sórdidos servicios de despedida que van desde una webcam en el nicho hasta visualizar la recolocación de los restos pasados cinco años. La realidad nos sobrepasa, y es que con internet el mundo no para, y ahora, los muertos, tampoco.

@JC_Alberto