"Pongan un espejo porque un día habrá un accidente grave". Lo gritaba una joven sobre la una de la tarde de ayer al ver a representantes vecinales en la confluencia de la Subida a La Gallega con la calle La Cruz de La Gallega. Justo enfrente, desde una azotea, otro vecino exclamaba: "Es un desastre, lo han dejado fatal". Era la meta del recorrido en vehículo desde el inicio del cruce anterior.

Un sufrimiento bajo el "efecto carreta", entre cientos de coches, guaguas o camiones, muchos enormes y sin límite de peso. Todo en una vía que "se hunde cada día", según denuncian desde la AV Guacimara pese que "está aún en garantía" porque "el Cabildo la entregó hace menos de un año (mayo de 2016) como una de las cuatro fases de mejora de pluviales".

David Carballo, presidente de Guacimara, valora: "No es de recibo que con un coste global de más de cinco millones de euros y 1,2 en este tramo concreto la vía se esté viniendo abajo".

Son numerosos los vecinos que, tal y como registró el colectivo el pasado 11 de abril ante la oficina del distrito Suroeste, "se han quejado del hundimiento del asfalto, sobre todo alrededor de las tapas de los pozos e imbornales de la obra de pluviales ejecutada con el peligro para la densa circulación de la zona".

Un vecino tercia: "Antes, al llegar al cruce desde la gasolinera había una señal que limitaba el tonelaje a 3.000 kilos. Ahora no hay nada y están pasando gandolas de hasta veinte toneladas. Sobre un firme muy débil y con una capa demasiado fina. Si unimos el tráfico que va hacia las venidas, la carretera general, las conexiones o las autopistas entenderán por qué se hunde el piche".

Carballo concluye: "La ejecución de la obra ha sido mala. Ya denunciamos lo que iba a pasar mientras la ejecutaban pero no nos hicieron caso. Nos han dicho verbalmente que habría pasado el plazo para reclamar pero la falta de supervisión de los técnicos del Cabildo y municipales han provocado el problema tras una gran inversión".