Pedro de Guezala (La Laguna, 1896 - 1960), conocido por muchos como "el pintor de la magas", también tocó otros géneros en su producción artística, además de utilizar más técnicas que el óleo sobre lienzo. Demostrar esta realidad es el objetivo perseguido con la exposición "Pedro de Guezala. Nuevo Encuentro", que se inauguró ayer en la Fundación Cristino de Vera de La Laguna.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 22 de julio, está integrada por una quincena de pinturas, la mayoría óleos, además de una vitrina en la que se exhiben algunas de las revistas en las que el polifacético artista colaboró con sus ilustraciones, como "Castalia", "Mensaje", "Gánigo", "Hespérides" y "La rosa de los vientos", entre otras publicaciones.

La obra reunida, procedente del Museo de Bellas Artes de la capital tinerfeña, Colección Guezala, Colección de Arte de CajaCanarias y coleccionistas particulares, refleja la variedad de motivos que plasmó en sus pinturas, el paisaje, el bodegón y el desnudo del natural, uno de los más interesantes de su producción y una de las pasiones que le surgió cuando practicó en el taller de su amigo José Aguiar.

Pilar Trujillo La-Roche, especialista en la obra de Pedro de Guezala y comisaria de la exposición, que estuvo acompañada por el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, el presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, y la directora de la Fundación Cristino de Vera, Clara Armas, comentó que ella observa dos líneas en esta muestra.

"Nos da a conocer la pintura menos publicada de Pedro de Guezala, ya que acertó con un tipo de campesino, con un tipo costumbrista que la sociedad le demandó y tuvo que repetirse hasta la saciedad por las necesidades económicas que había después de la guerra. La otra línea es que estábamos en un momento en que todo el arte realista era decimonómico. Una época en la que nos abríamos a las vanguardias y entonces cualquier pintor realista que pintara demasiado el entorno regional resultaba un poco retrógado", destacó.

También reconoció la potencia en si de la pintura de Guezala, que refleja un realismo renovado por la aportación de las distintas vanguardias que conoció en la época que le tocó vivir. "Se puede considerar que su realismo es un realismo propio, actualizado y no decimonómico", matizó.

El pintor lagunero, que también desarrolló una gran labor docente, entre sus discípulos estuvo Pedro González, fue un firme defensor del autodidactismo y también de la enseñanza reglada, que sonaba a academicismo. El se formó en el taller de Bonnín y luego en el de Aguiar en Madrid, además de asistir a un curso de colorido con Sorolla. También impartió clases de dibujo en la Escuela de Náutica de Santa Cruz y en la Escuela de Artes y Oficios de la plaza Irineo.

Pilar Trujillo

La-Roche

crítica de arte, historiadora y comisaria de la exposición