La reunión celebrada el jueves entre el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna con los vecinos de Bajamar dejó una previsión y varias propuestas en torno al rompeolas de este núcleo, que, a menos que surjan imprevistos, será construido en el verano de 2018.

Es una fecha lejana pero relevante, como quiera que se trata de un pueblo para el que la playa y piscinas son vitales en su economía. Y según explicaron los representantes institucionales en el encuentro, los trabajos tienen que realizarse en ese período del año para aprovechar la época de mayor bonanza del mar.

El presidente de la asociación de vecinos, Andrés Padilla, apuntó ayer que los residentes quedaron "un poco más tranquilos" tras la cita, "pero no del todo". Y es que no será una obra sencilla. Los bloques -más de 400- que darán forma a la estructura serán construidos en un solar de 5.000 metros cuadrados cercano a la rotonda de acceso y serán bajados en camiones. Para ello, la idea es quitar temporalmente los aparcamientos de la avenida del Gran Poder para que quede un carril para los automóviles y el otro para llevar las referidas piezas, de unas 30 toneladas cada una.

En la línea de ese último transporte va una de las preocupaciones principales de los vecinos, que plantearon que sea estudiada la capacidad de carga del paseo Werner Rautenberg. Entre otras cosas, también propusieron alguna compensación tributaria para los comerciantes ante estas actuaciones, que mantendrán el dique actual con esos centenares de bloques en su exterior.