José Miguel Barragán, empecinadamente, ha decidido mandar el orbe jurídico al extrarradio de Santa Cruz. Y es que El Sobradillo, le pese a quien le pese, en el centro neurálgico no está. Esto va a significar un quebranto magistral ya no sólo en el día a día de los agentes judiciales, sino en el de todos los administrados que por una razón u otra tienen que pasar por estas dependencias. Y la interactuación de las infraestructuras de Santa Cruz con las sedes de las que hablamos es fundamental. El gran intercambiador está al lado de los edificios actuales, el tranvía también, además la Seguridad Social, los bancos, las oficinas... Estamos hablando de decenas de miles de movimientos al día.

Algunas mentes demasiado primitivas intentan explicar desde la política que esto es una perreta del orbe en cuestión porque está demasiado cómodo trabajando en ese entorno. Y digo yo, si esto fuera así, por qué demonios no los dejan tranquilos. El que ha estado rápido como el rayo es el alcalde Bermúdez, que ya ha solicitado una especie de mesa de negociación para desempantanar ambas posturas tan desagradablemente encontradas. Los que operan la Justicia se cifran en torno a unos cinco mil, y en política cinco mil personas y sus círculos en contra son muchas. Yo, desde afuera, lo único que deseo es que el ínclito Barragán no pase el rodillo sin más, porque la política, entre otras cosas, es además el arte del consenso.

@JC_Alberto