El suspiro de Bruselas se repitió con alivio en todas las esquinas de la Unión Europea en cuanto se difundieron los datos de participación -78,60- y se conoció la posición de los cuatro primeros candidatos en las presidenciales francesas. Al ruidoso optimismo de las autoridades comunitarias, por la victoria de "uno de los nuestros", se agregó la subida de las bolsas en torno al cuatro por ciento y la fortaleza del euro, que mejoró las posiciones de los últimos seis meses.

Enmanuel Macron (1978), un centrista a su manera, es la causa del sosiego e incluso alegría de las autoridades comunitarias y las cancillerías del Viejo Continente, y en su imparable marcha hacia el Eliseo contó con el fiasco de la derecha -acusado de corrupción, François Fillon se quedó en el 20 %- y con la ruda erosión del presidente Hollande, que se retiró y dejó un caos a los socialistas que, con Benoît Hamon, quedaron en el 6,4 %. Fichado como ministro de Economía, Finanzas e Industria, Macron desde la hora cero se reveló como un prestidigitador que, por una parte, predica la ortodoxia liberal y, por otra, al mismo tiempo, defiende políticas sociales, como la jornada semanal de treinta y cinco horas. En fin, un cajón de sastre bien utilizado. Con Francia y Europa "como lemas y metas", fue el más votado el pasado 23 de abril -con el 24 frente al 21,53 % de la ultraderecha- y se garantizó el apoyo incondicional de los partidos y coaliciones encabezados por Fillon, Hamon, Dupont-Aignant y Lassalle.

Lo que importa, según algunos observadores, no es tanto aupar al líder de En Marcha, el favorito de la UE, como evitar que Marine Le Pen -como antes su padre, Jean-Mari, fundador del Frente Nacional- pueda llegar a la máxima magistratura de la V República el domingo 7 de mayo.

Autoproclamado "vencedor moral de los comicios" y como un verso suelto en el horizonte político francés, apareció otro antiguo ministro del gabinete socialista al que llegó como independiente. Jean-Luc Melenchon, líder de Francia Insumisa, con su radicalismo antisistema y su dialéctica populista opuesta a los recortes, llegó al 19,6 %, y que, anunció desde el mismo día 23, de acuerdo con la liturgia asamblearia, consultará con sus bases la posición a adoptar para la segunda vuelta. Previsible.