Más de 400 cuadros y lienzos de gran formato; 31 piezas escultóricas; unas 500 láminas y bocetos; cerca de un millar de libros, además de objetos de carácter personal, como una cama de madera tallada con incrustaciones de oro, representan parte del legado del artista Antonio Otazzo Padrón (La Orotava,1929) que, tras realizar el tornaviaje desde Venezuela a Tenerife, se encuentran en el Museo Iberoamericano de Artesanía a la espera de disponer de un espacio propio.

Precisamente, el 6 de agosto de 2016 se constituía la Asociación Cultural Otazzo La Orotava, que se propone como principal objetivo el traslado y la custodia en la Isla del patrimonio de este artista rebelde, ante el temor de que la inestabilidad política y social que se vive en la Octava Isla hiciera desaparecer este magnífico conjunto artístico, y respondiendo así al deseo expreso del autor.

En un azaroso viaje, salpicado de incidentes (asalto y robo; la realización del inventario; registro aduanero), Luis Perera y Luis Alonso, miembros de la asociación, consiguieron embalar y "cargar" en un contenedor todo un universo artístico que refleja el carácter rebelde y la original personalidad de un creador que, allá por el año 1954, decidió hacer la maleta y zarpar hacia un exilio voluntario, harto de la estrechez de la sociedad isleña de su época.

Antonio Otazzo se instaló en Cagua, estado de Aragua, donde dio rienda suelta a su torrente imaginativo, realizando numerosas exposiciones de pintura y escultura, además de ejercer como profesor de guitarra y fue a partir de una visita a México, en 1979, cuando las autoridades de aquel país reconocieron su arte, elevando su condición a la categoría de maestro y proyectando su imagen.

Otazzo busca una justificación a su existencia a través de la pintura, la naturaleza, el paisaje, al expresión sincera, los temas sociales y religiosos, el movimiento de los caballos... Y se mueve inquieto entre los sueños irrealizados e irrealizables, los niños con su hambre, los desheredados y los olvidados.

En una entrevista concedida en 2006, y desde la raíz de un artista comprometido, dejaba respuestas para la reflexión: "Una obra que no tienda al tema social es inútil"; "El verdadero arte culmina en el mural, lo demás son apuntes, y en Europa, por influencia de las galerías y el capitalismo, se excluye el mural; no tiene sentido"; "El mundo debe ser compartido, si no esto irá de mal en peor; la humanidad es tan heterogénea que algunos, por deporte, crean desequilibrios, como Bush".

Ahora, su espíritu regresa a la Isla que lo amamantó y lo rechazó.