Un "menú" familiar, rico y cargado de múltiples "ingredientes", "aderezado" con buenas dosis de humor y "regado" con exquisito talento es lo que servirá mañana, sábado, la compañía Yllana (20:30 horas), en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña.

La pieza "Chefs" se "cocina" con un punto picante, ciertamente mordaz. "Quizá sea el más molieresco de cuantos montajes hemos llevado a escena", reconoce César Maroto, uno de sus intérpretes, sobre una obra que cuenta la historia de un cocinero endiosado, que disfruta las mieles del éxito, hasta que su estrella va decayendo y entonces busca respuestas en el regreso a la cocina tradicional.

El director ya venía madurando la idea desde 1992, si bien ahora está "en su punto", gracias a ese mundo fantástico que se ha creado en torno a lo gastronómico, trascendiendo el tradicional espacio de los fogones con shows televisivos, los libros de grandes cocineros, figuras de portada de revistas, algo que resulta "muy apetecible y goloso".

El estereotipo de los chefs aparece "hasta en la sopa", si bien "el mundo de la cocina representa una excusa", sostiene Carlos Maroto, porque Yllana mete la cuchara hasta el fondo del alma humana, caricaturizando esa exposición exagerada que significa el escaparate de la vida.

Ese mundo "marida" a las mil maravillas con el lenguaje gestual que tan excepcionalmente maneja esta compañía, un guion que se potencia por el conocimiento que tiene el público del código internacional, ya masticado, que refulge en las puntas de las estrellas Michelin.

Lo cierto es que bajo la fama y el fulgor del éxito subyace el miedo a perder la gloria. A propósito, Maroto recuerda que justamente cuando estaban preparando el espectáculo conocieron la noticia de que el chef franco-suizo Benoît Violier, coronado con una estrella, se había suicidado, incapaz de soportar la presión que exige mantener tal condición.

El contraste lo marca el "ambiente familiar", subraya Maroto, ese clima desbordante y en constante ebullición del sabor italiano (la pizza, la pasta, la locura...) y contraponerlo a la volatilidad de la "nouvelle cuisine", un fenómeno que Yllana renombra bajo el concepto "Nui cuisine".

En "Chefs" se recupera la esencia del gag, se incorpora lo verbal en el uso de las onomatopeyas y se paladea el recuerdo del cine mudo en el uso de la técnica del grammelot (la mezcla de algunas palabras verdaderas con sonidos sin significado), un recurso que manejaba Chaplin con enorme genialidad. Y como la cocina se emparenta con la alquimia, la pieza también incorpora números de magia.

"No todo es tan oscuro; existe una parte maravillosa de la cocina que descansa en la creatividad", señala Maroto, quien confiesa que "para hacer reír resulta necesario establecer cierta complicidad entre el intérprete y el espectador, hasta llegar a alcanzar el culmen: un estado de auténtica catarsis".

Y eso es lo que promete cocinar "Chefs": reír a boca llena.

Función:29 de abril (sábado).

Lugar: teatro Guimerá.

Hora:20:30.