Santa Cruz de Tenerife pretende zanjar una deuda con la historia del Carnaval, una aspiración que se remonta al año 1967, cuando ya en la prensa local se reivindicaba un museo. Después de cuatro intentos -uno de ellos proyectado en el Campo Castro y otro financiado incluso por Europa en la Casa del Miedo-, la fiesta de la máscara ya tiene una sede para mostrar su legado: en la vera del barranco de Santos. Las autoridades municipales son conscientes de que es el primer paso para poner en valor el patrimonio de la fiesta, declarada de Interés Turístico Internacional en 1980.

Tras la experiencia de cuantas iniciativas quedaron en papel mojado, el equipo de gobierno que lidera José Manuel Bermúdez trabaja sin aspavientos en la Casa del Carnaval, un enclave que nace con una doble vocación: permitir interpretar y conocer la relevancia de esta celebración para el pueblo de Santa Cruz. A la faceta de centro de interpretación, la Corporación también quiere incluir un plus experimental, de tal forma que el visitante no solo conozca la historia, sino también pueda sentirse partícipe del Carnaval en la calle en la visita que realice a las nuevas instalaciones.

Este proyecto ha sido presentado ya a los touroperadores turísticos, que han mostrado su satisfacción con la oferta que se ha materializado con la propuesta de visitas, muchas de ellas para cruceristas, hasta el punto que se ha calculado que un solo domingo se podría llegar a recibir más de 4.000 visitas a la Casa del Carnaval, según estas previsiones.

Los trabajos para convertir el centro de interpretación del barranco de Santos en una sede de 1.052 metros cuadrados para entender y experimentar sobre la fiesta de la máscara estaban previstos que concluyeran a final de 2016, si bien se demoraron hasta coincidir con la última edición del Carnaval. En la actualidad, la Casa está ya concluida en lo que será la primera fase que se abrirá al público los primeros días de junio y el proyecto museístico está tan avanzado que ya está instalada la colección de disfraces en la zona de exposición y en la actualidad se perfilan detalles de decoración. Un papel fundamental jugará la técnica y el soporte multimedia, pues desde la Sociedad de Desarrollo se ha trabajado en una aplicación informática que permitirá llevar en el móvil casi cuatro siglos de historia del Carnaval. Entre lo más espectacular, los vídeos 360 que se grabaron en la última edición y que contagiarán al público.

Una visita a la flamante instalación permite descubrir tres estancias o ambientes bien definidos. A la entrada, a la izquierda, una sala multiusos con capacidad para unas 70 personas; frente al acceso principal, el vestíbulo con el traje de la reina, a la derecha, la sala de exposiciones, con un gran escaparate de disfraces ganadores el pasado febrero. Y un añadido, que se considera una perla: un taller de Carnaval al fondo de la sala de exposición, un lugar donde el visitante podrá interactuar y combinar elementos de las fantasías carnavaleras, inmortalizando este momento. La adquisición del atrezo de disfraces encargados confeccionados exprofeso por diseñadores y grupos podría ser también el germen del reconocimiento a la industria del Carnaval chicharrero.

Completan la oferta los casi 9.000 metros cuadrados de la parcela, que abren la posibilidad de acoger actos puntuales en el exterior de la Casa del Carnaval. Es el primer paso de un proyecto que se presentará en junio con una ampliación ideada ya para una futura segunda planta. A la espera de que abra, la Casa del Carnaval ya es una realidad.

El objetivo: 400 años de historia en el bolsillo

Junto al patrimonio que se expone en la Casa del Carnaval, la mayoría disfraces de la última edición, se trabaja en una aplicación multimedia que permita un repaso por 400 años de historia./ e.d.