Rompo hoy mi retiro forzado de la primera línea de la política -y la paz interior que esa circunstancia me aporta, todo sea dicho- para intentar ayudar a los ciudadanos de Tenerife a comprender las últimas afirmaciones públicas del presidente de su Cabildo, Carlos Alonso, sobre las carreteras de la Isla. Un asunto que, en realidad, también debería preocupar a los ciudadanos del resto de islas.

Libre ya de la lealtad debida a los compañeros de CC en el pacto de gobierno, me propongo decir en voz alta algunas verdades que en su día planteé en la confidencialidad de las múltiples reuniones con responsables insulares.

La mayor virtud de Carlos Alonso es instalar en la mente colectiva una realidad paralela que esconda sus verdaderos actos y objetivos. Por ejemplo, para desgastar el pacto autonómico y tomar el control de áreas con un gran potencial de contratación como Obras Públicas (en esas reuniones exigía ser el licitador, el que contrata con las empresas, aunque fueran de competencia autonómica) no había semana donde las colas en la TF-5 no fueran un problema sangrante.

¿Y qué ocurrió tras la ruptura del pacto CC-PSOE? Pues que desde finales de 2016, Carlos Alonso ha dejado de hacer de chiquillo malo y dar espectáculo con la TF-5 (como subirse con los medios a una guagua en hora punta donde, por cierto, recibió a bocajarro las quejas fundadas de los usuarios de Titsa, servicio que él gestiona), sus voceros han dejado de poner el grito en el cielo (los de CC y algunos de otros partidos), los periódicos han dejado de poner portadas, las radios han dejado de centrar sus tertulias en esas colas... pero los ciudadanos, pues eso, se las siguen comiendo con papas cada mañana.

¿Qué ha resuelto Carlos Alonso con su campaña, consentida desde del propio Gobierno? Sacar al PSOE del pacto y tener, ahora, influencia sobre la gestión de Obras Públicas. Sin embargo, esas colas que tanto denunciaba continúan exactamente igual.

Estos días lo escuché en una entrevista en Radio El Día. Cinco meses después de aquella abrupta y desagradable ruptura del pacto que sostenía la gobernanza de Canarias, Carlos Alonso continúa con su dedo acusador hacia mi persona (sus realidades paralelas dan para mucho). Me divertía con sus ocurrencias -maestro del donde dije digo, digo Diego- hasta que su falta de rigor superó el límite de la chiquillada y pasó a algo más peligroso para los intereses de todos los canarios.

Su nueva teoría es que en la Consejería yo me dedicaba al macramé, ya que me atribuye gran cantidad de "nudos" para ralentizar las obras en las carreteras de Tenerife... Curioso, porque entre mi director general, José Luis Delgado, los técnicos públicos de mi departamento y yo misma desbloqueamos y terminamos los tramos que estaban parados y a medias: anillo insular y vía litoral, además de reiniciar, porque estaba totalmente abandonada, la obra de Ofra-El Chorrillo y colocar su viaducto.

Los "nudos" que denuncia Carlos Alonso serían (en su realidad paralela) los informes técnicos que realizan los funcionarios del Gobierno, donde se dice lo que desde el ámbito político le insistimos por activa y por pasiva con lealtad institucional y discreción: que desde 2003 el Cabildo que preside no ha tramitado las modificaciones del planeamiento ni los documentos que desatascarían los proyectos de carreteras en Tenerife (como sí hacen los demás cabildos).

Fiel a su estrategia de instalar una realidad paralela en la mente colectiva, en esta legislatura Carlos Alonso no ha movido un papel (ni permite que los funcionarios del Cabildo hagan informes, porque sabe que el análisis técnico concluirá en el mismo punto que los del Gobierno) y dedica sus energías a propagar la idea de que "por culpa" de esos informes-nudo que me atribuye ha tenido que promover "modificaciones legislativas".

Lo repito para que nos quede claro a todos: él no se adapta a la ley; quiere adaptar la ley a sus intereses o, quizá, aspira a que el Parlamento (de todos los canarios) le otorgue un "kit-kat legislativo" exclusivo para las carreteras de Tenerife.

El presidente Carlos Alonso cae en su propia trampa o destapa alegremente su juego, sabedor de que cuenta con un gran club de consentidores en otras instancias. Porque si los informes de la Consejería de Obras Públicas y Transportes eran "nudos" y sus conclusiones fruto de una interpretación legal malintencionada, ¿por qué no pide un nuevo dictamen que ponga luz a ese supuesto nudo? Quizá porque su realidad paralela, su cuento para niños, no lo aguantaría.

Esconder las vergüenzas propias detrás de falsas acusaciones a terceros es propio de personas cobardes y obtusas.

A veces pienso que si el PSOE hubiera adoptado en el Gobierno el papel sumiso que CC esperaba o si yo hubiera cedido las competencias en carreteras como querían este presidente y otra gente de su partido, todo seguiría más o menos igual en Canarias, pero hoy, muchos ciudadanos libres de esa realidad paralela y yo misma nos ahorraríamos escuchar ciertas boberías consentidas.

*Exconsejera de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias