Apesar de que doña Monsi le exoneró de pagar las cuotas de la comunidad, por haberla rescatado in extremis del corte de pelo al que la íbamos a someter para atajar los dolores de cabeza que le causa el peso capilar, Eisi nos confesó que con lo que tiene no llega a fin de mes, así que se pasó toda la semana suplicándonos que le echáramos una manita. Bernardo le propuso que le limpiara el taxi pero se excusó diciendo que padece alergia mortal al jabón. Según la Padilla, es alérgico pero al trabajo con lo que la única manera que tiene de sobrevivir es engañando a la gente. A Brígida le dio pena que hablara así de Eisi y le echó en cara el comentario.

El viernes por la noche, la Padilla se sintió mal por lo que había dicho y subió a pedirle disculpas a su vecino. Cuando estaba a punto de llegar al rellano de su vivienda, vio cómo un tipo desconocido abría la puerta y salía cargando una bolsa de basura. Antes de que pudiera verla, ella corrió escaleras abajo. Inmediatamente, llamó al resto de vecinos por el patio, con una especie de susurro angustioso.

-¡Chicas, se ha cometido un crimen!

-Por favor, Padi, apaga la tele ya y vete a dormir. No son horas de estar con estas tonterías -le reprendió Úrsula.

-Hablo en serio. He visto a un hombre raro salir del piso de Eisi. Llevaba una bolsa de basura y creo que él iba dentro.

-¡Silencio! -interrumpió Brígida- Se oye el ascensor. Igual está regresando después de haberse deshecho de la huella del crimen.

-Yo ir a mirar -se ofreció Xiu Mei que estaba sola porque Bernardo tenía turno de noche con el taxi.

Enseguida volvió a la ventana del patio.

-Ascensor parar en piso del muerto.

-¿Qué muerto? -preguntó María Victoria.

-A ver, señora, la que no esté con los seis sentidos puestos que se vaya a la cama -sugirió Úrsula.

En ese momento, doña Monsi también se asomó al patio.

-¿Qué es todo este escándalo? ¿Saben la hora qué es?

-Sí, señora. La hora de rezar por el difunto. Han matado a Eisi -le soltó Úrsula sin anestesia-. Pero no se preocupe que esto no le afecta a usted porque él no pagaba la cuota de la comunidad.

-¡Cuidado! Ha encendido la luz de la cocina -advirtió la Padilla, deslumbrada por la luz que llegaba de arriba.

-No vamos a dejar que el asesino se salga con la suya. Tenemos que acorralarle y avisar a la Policía. Padi, haz guardia y vigila que no escape. Brígida y Xiu Mei, bajen al contenedor y recuperen la bolsa con los restos de Eisi. Los del CSI van a necesitarlos. María Victoria, llama a la Policía y doña Monsi vuelva a la cama. Si la ve con esos pelos puede huir. En cinco minutos nos vemos en el portal -ordenó Úrsula.

Aquellos minutos fueron largos y angustiosos. Cuando cumplieron lo que tenían encomendado, volvieron a reunirse.

-Ha puesto la tele. Me da que pasará la noche aquí. Iba en pijama -contó la Padilla.

-¿Has llamado a la Policía? -preguntó Úrsula a María Victoria.

-Qué va. Me puse tan nerviosa que no me acordaba del número y marqué la combinación de la lotería. Me salió la madre de un niño de San Ildefonso y me dijo que estas no eran horas.

-¡Dios mío! Para una cosa que tienes que hacer.

Brígida y Xiu Mei sí habían cumplido su misión y habían logrado rescatar la bolsa de basura.

-Puff se está descomponiendo. Huele que apesta -alertó María Victoria.

-Él nunca ha olido bien -recordó Úrsula.

En ese momento, se abrió la puerta de la calle. Todas temblaron.

-¡Eisi! -gritaron al verle entrar.

-Pero ¿tú no estabas ahí? -preguntó Úrsula, señalando a la bolsa de basura.

-Señoras, ¿de qué hablan? Creo que a su edad no les sienta bien trasnochar.

-Hay un tipo en tu casa que te ha matado y ha tirado tus restos al contenedor -le contó María Victoria.

-¿Un tipo? ¿Llevaba un pijama de pingüinos?

-Sí -confirmó la Padilla.

-Ah, ese es mi primo Luisito. Le he alquilado una habitación por unos meses. Necesito pasta y él es buen pagador y limpio porque veo que ya ha bajado la basura...

@IrmaCervino

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