El 26 de junio de 1977 cuatro mil personas desfilaron por las Ramblas de Barcelona y, sin miedo ni violencia, reclamaron la abolición de la Ley de Peligrosidad Social que las penalizaba y la igualdad de derechos para gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. La marcha no tuvo represión policial ni eco en los medios de comunicación. Cinco días antes se habían celebrado las primeras elecciones democráticas -que devinieron en constituyentes- y Adolfo Suárez, contra inmovilismos e impaciencias, conducía la reforma política y negociaba con talento y habilidad un marco de libertades y derechos.

Cuarenta años después, España es una democracia avanzada y pionera en la igualdad, y desde ayer y hasta el domingo 2 de julio, acoge la fiesta mundial del Orgullo LGTB 2017. Su intenso y variado programa de actos se reparte por los escenarios más emblemáticos de Madrid -desde Sol a Chueca, las plazas del Rey, España y Colón, la Puerta de Alcalá- para visualizar y celebrar la diversidad. En esta edición destacan la Conferencia Internacional de Derechos Humanos, promovida por la Universidad Autónoma, y una original exposición, "La mirada del otro", organizada con fondos de El Prado y que permanecerá en la institución hasta el mes de septiembre.

La cantidad y calidad de las colecciones de la pinacoteca estatal permiten esta magnífica muestra que, en treinta piezas de pintura y escultura, ofrece un recorrido por las muestra afectivas que se sucedieron en la historia y del diferente trato social -desde la aceptación y el respeto al rechazo y la persecución- que tuvieron en cada época. A través de seis recorridos -titulados como "Amistades inmortales", "Perseguir los deseos", "Engañosas apariencias" y "Amar como los dioses"- se muestran identidades, diferencias y relaciones fuera de los imperativos y los arneses morales. La relación cronológica de contenidos la abre un grupo escultórico en mármol de Carrara, documentado en el siglo I antes de Cristo dentro de la Escuela de Pasiteles, que representa el abrazo de Orestes y Pílades. Le sigue el "Hermafrodita dormido", adquirida por Velázquez en Roma y luego, y no jerarquizamos la calidad ni la belleza, pinturas y dibujos de Caravaggio, José de Ribera, Sánchez Cotán, Goya y Rosa Bonhoeur.