El Puerto de la Cruz celebró ayer el día grande de las Fiestas de Julio. Una jornada que reunió a unas 30.000 personas alrededor del viejo muelle pesquero para rendir un emotivo y sentido homenaje a la Virgen del Carmen y San Telmo, dos imágenes que unen al municipio y lo anclan a su pasado marino y pesquero. La fiesta, que ha recuperado su carácter más familiar y fervoroso en los últimos años, fue un derroche de emoción marinera desde que la talla de la madre amada salió de la iglesia de la Peña de Francia y enfiló su cadencioso paso hacia su reino en este mundo: el mar, que es el origen del Puerto de la Cruz.

El día de la embarcación comenzó a primera hora de la mañana con la diana floreada y la misa en la capilla del muelle. Momentos íntimos para los grandes protagonistas de esta fiesta.

Desde la noche anterior y las primeras horas del día, familias enteras fueron tomando posiciones en la playa del muelle y sus alrededores. El objetivo era disfrutar del mar y de la fiesta durante toda la jornada, y tener un lugar de privilegio cuando la Virgen del Carmen y San Telmo volvieran a embarcarse en su anual viaje de ida y vuelta.

Tras la chocolatada, el Puerto se fue de fiesta alrededor del muelle, donde la cucaña, un enorme palo engrasado, ofreció las imágenes más espectaculares en un día sin incidentes graves -al menos hasta el cierre de esta edición-, que mezcló diversión con recogimiento.

Jóvenes, y no tan jóvenes, pusieron a prueba su equilibrio y determinación para tratar de alcanzar las banderitas que cuelgan al otro extremo del resbaladizo tronco. Pocos lo lograron. La cucaña no perdona.

Al caer la tarde, la fiesta entró en su fase de recogimiento y devoción. En la Peña de Francia, vecinos y autoridades asistieron a la misa que marcó el inicio de la esperada procesión marítimo-terrestre.

Las emociones comenzaron a desbordarse cuando San Telmo, el entrañable secundario, salió a la calle a hombros de jóvenes cargadores y cargadoras. Poco antes de las siete, la Virgen del Carmen enfiló su camino hacia la Punta del Viento. A cada paso besos, plegarias, lágrimas y brazos que alzaban niños. Familiares que pedían para sus pequeños guía y protección.

La madre amada estrenó un espectacular manto, con el escudo del Puerto de la Cruz bordado. Y así, vestida por los diseñadores Marcos y María, recorrió las calles Santo Domingo y La Marina, donde los vecinos lanzaban pétalos y vivas desde los balcones.

El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo (CC), asistió ayer a la misa y a la procesión, de la que destacó su cercanía, su carácter bullicioso y el cariño que, paso a paso, demuestran los portuenses por su Virgen del Carmen y su San Telmo.

Cuando las imágenes llegaban al lugar donde suelen recibir los homenajes en forma de canción, las personas que hacen posible esta fiesta quisieron rendir un emocionado recuerdo al recientemente fallecido Manuel González, "El tres pelos", promotor y durante muchos años subdirector de la asociación de cargadores. Una folía que ayudó a disparar, aún más, las emociones de tantos asistentes a una fiesta ligada, íntimamente, a la vida de tantas familias del Puerto de la Cruz.

Tras la "Gente de mar", de Toni Acedo, y el "Ave María", de Chago Melián, las imágenes recorrieron el estrecho pasillo que separaba la multitud y el mar.

A las 20:40 horas, la Virgen del Carmen se embarcó en la "Nueva San Ramón". El gentío del muelle estalló en júbilo y se entonó el ya célebre: "¡No pasa nada, la Virgen está embarcada!". La Reina de los Mares surcó sus dominios antes de regresar, ya de noche, a su amado Puerto de la Cruz.